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El naturalista ourensano que recuerda Andalucía

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photo_camera José Taboada Tundidor, junto a su esposa Ada Hellen, en su casa de Granada.

El catedrático granadino Luis Castellón Serrano estudia la figura del intelectual José Taboada Tundidor, cuya biografía pasó desapercibida por los historiadores a pesar de pertenecer a una familia de la alta burguesía de Ourense 

Amalia Taboada Tundidor era una mujer reconocida por toda la ciudad el día que cortó con tijeras de plata la cinta que inauguraba el Puente Nuevo hace cien años. Pertenecía a la alta burguesía, su padre era Juan Taboda, presidente de la Diputación en aquel tiempo; y sus hermanos, Carlos y Antonio, abogados y políticos conservadores. Pero hubo un cuarto hermano, José Taboada Tundidor, que pasó más desapercibido para la historia, a pesar de tener una biografía que los expertos, como el catedrático de Ciencias Naturales del IES Padre Suárez de Granada, Luis Castellón Serrano, consideran un "historión". En las XII Jornadas de la Asociación Nacional para la Defensa del Patrimonio de los Institutos Históricos, que se celebran del 2 al 5 de julio en Madrid, el catedrático granadino desgranará la figura de este ourensano peculiar que dejó su huella liberal al sur de España y que fue represaliado por sus ideas.

El año que su hermana amadrinaba el Puente Nuevo, en 1918, José Taboada Tundidor se licenciaba en Derecho. Desde 1910, cubría la Cátedra de Historia Natural en el IES Padre Suárez de Granada, un puesto que le llevó a Andalucía desde su Ourense natal, donde sus preocupaciones científicas eran bien distintas.


Una foto en el barrio árabe


En Auria se interesó por la biología marítima y sobre cómo la industria pesquera podía fomentar la riqueza de España en la primera década del siglo XX. Desde Ourense solicitó a la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas ( AJE ) becas de estancias en países como Escocia, Inglaterra o Alemania para estudiar lo que era su pasión. Pronto cambio a los peces y a Ourense por el naturalismo y Granada, donde vivió con su esposa inglesa Ada Hellen, a la que probablemente conoció en sus múltiples viajes de ampliación de estudios a Inglaterra. La fotografía del matrimonio es uno de los documentos gráficos que se conservan de José Taboada Tundidor. Posan en su carmen de Granada, una casa urbana típica de esta ciudad andaluza, con jardín y huerta. Vivían en el antiguo barrio árabe de Granada, Albaycín, una de las zonas más privilegiadas.

"Con Ourense tenía una auténtica fijación. Seguía siendo muy gallego y a su dirección particular como socio de la Real Sociedad Española de Historia Natural, añadía "veranos en Orense", incluso estando en Granada", explica el estudioso Luis Castellón, cuya fascinación por la figura del ourensano le llevó hasta su casa natal, que según los documentos antiguos, estaba en el bajo número 12 de la rúa Hernán Cortés, donde hoy no existe ninguna referencia ni reconocimiento a este dato. "Tantos hermanos como eran y, sin embargo, él pasó desapercibido. Es una biografía rara e interesante, un hombre que destacó por su labor científica y educativa y que tuvo un triste final. Estaba en el punto de mira de la derecha granadina de la época y fue expedientado por defender la evolución", destaca el experto. Y es que, tal y como explica Castellón, en plena represión franquista polemiza sobre la evolución y el darwinismo con el Arzobispo de Granada. "Esto le cuesta una situación insólita: se le suspende de empleo pero no de sueldo, se le exilia a Málaga y se le jubila en 1955", relata el experto.


El Tito Pepe, un tipo raro


La primera vez que Luis Castellón vió a José Taboada Tundidor, en los 60, el ourensano vestía pantalones cortos y camisa de flores. "Era un sujeto muy raro que se convirtió en un enigma para los alumnos. ¡Parecía Picasso!", exclama el experto que, muchos años después, fue su sucesor en la cátedra de Ciencias Naturales de este instituto granadino. Para él, el intelectual liberal dejó de llamarse José Taboada Tundidor y pasó a ser "El Tito Pepe", el apodo con el que aún le recuerdan sus herederos.

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