REPORTAJE

El negocio del oro se devalúa

photo_camera Uno de los establecimientos de compra de oro que han cerrado en la ciudad (MIGUEL ÁNGEL)

Los locales ocupados por tiendas que compran oro van a menos después de unos años en los que se extendieron por todas las ciudades. La crisis favoreció su llegada y la salida de la misma frena su rentabilidad

La proliferación de tiendas que compraban oro a particulares ha sido directamente proporcional a la crisis. Cuanto más dura era la recesión, mejor le iba a los dueños de esas empresas que como mancha de aceite se extendieron por toda España. Pero están haciendo el camino inverso: la crisis ya no es tan dura y el negocio ya no está tan claro o, también, "en España ni siquiera nos queda ya oro que vender", tal y como razona una propietaria de un local comercial de la avenida de la Habana del que se fue una de estas empresas hace cuestión de dos meses.

En muchos de estos locales ya les crece la hierba en el felpudo porque los empeños han caído y porque la obtención de rentabilidad a cuenta del metal ha bajado en los últimos años. En el 2012 la cotización llegó a máximos históricos, con un valor en bolsa de 42 euros el gramo y en la actualidad está a 31 euros.

Esas son las cuentas que hace Bruno Montero, un empresario portugués que tiene varias tiendas, entre ellas una en Ourense.

"Hubo un cambio de tendencia en la venta", reconoce, aunque subraya que "mantenemos una serie de clientes regularmente", que les permite mantener el establecimiento abierto en la calle Progreso, aunque fuera de Galicia algunos de su marca han tenido que cerrar ya.

En Fincas Maya tienen en alquiler un bajo de unos 100 metros cuadrados en la calle Coruña, hasta hace unos meses ocupado por una de las tiendas del gremio. En la agencia informan que apenas estuvo abierta al público un año y lleva ya varios meses en espera de postor. En la inmobiliaria reconocen que "ninguén relacionado con este sector ven a preguntar por locais para este tipo de negocios".



RENTABILIDAD

Sobre la merma de rentabilidad de estas empresas hay varias teorías, las más socorridas son que la gente que se desprende de oro ya no tiene más para vender o que realmente la situación económica ya no es tan preocupante como para tener que deshacerse de joyas, aunque algunas tiendas incluso tasaban piezas dentales de oro, a pesar de que estuviesen deterioradas.

"Algo tiene que ver la evolución de la crisis con nuestro negocio", reconoce Bruno Montero. Tal vez por ese motivo ya no solo la expansión ha quedado suspendida, sino que ahora está en regresión. Pero también habría otra razón que justificaría la merma de rentabilidad de los clásicos compro oro: muchas joyerías han entrado a recoger y valorar piezas de este metal. Sea como fuere, este tipo de comercios ha entrado en una considerable pérdida de valor, aunque muchas escapen del cierre.

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