CRÓNICA

Una noche marcada a fuego en la memoria de miles de ourensanos

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photo_camera Un garaje en llamas en Moces, Melón,

La madrugada del lunes se hizo eterna para miles de vecinos que no pudieron pegar ojo y que vivieron la voracidad de las llamas

Una mezcla de rabia y frustración acompañó ayer a miles de vecinos de la provincia, atónitos ante "o peor incendio que se recorda", y que dejó a vecinos de Carballeda de Avia, Melón, Leiro, Baños de Molgas, Muíños o Cea sin dormir durante toda la noche para salvaguardar sus casas. Una pequeña parroquia de Carballeda de Avia, Abelenda das Penas, amaneció teñida de un manto negro en todas las fincas y montes del núcleo. Todo quedó arrasado, los vecinos lloraban por las esquinas y recordaban una noche que quedará marcada a fuego en sus memorias.

Gran parte de los habitantes se quedó sin luz y sin agua y más de 500 personas fueron desalojadas de sus casas. Los vecinos y jóvenes voluntarios se unieron durante toda la noche para combatir las llamas e intentar salvar sus casas.

"Foi horroroso, case ardemos todos, pensei que morriamos todos. Teño 53 anos e nunca tal cousa vira e a miña sogra ten 99 e nunca tal cousa viu. Non podíamos socorrernos os uns aos outros. Foi algo horrible. Non tiñamos con que defendernos", relataba Esperanza Vidal, vecina de la aldea. En las inmediaciones de la casa en la que falleció un hombre de 78 años, también en Abelenda, las lágrimas se sucedían durante la mañana. Era un ir y venir de coches de medios de comunicación y familiares. Ni en esa casa ni en las otras pudieron dormir en toda la noche. Marisol Mosquera, su marido y sus hijos vivieron la noche en vela protegiendo su casa familiar. "Había moito vento, nunca vira unha cousa igual. Menos mal que arranxamos o pozo hai un mes e non nos faltou a auga. Ao final salvamos por pouco pero agora teño un ataque de nervios que non sei se poderei durmir nalgún momento", decía Mosquera.

La casa adyacente a la de ellos, abandonada y llena de maleza, fue objeto de sus críticas. "Penso avisar á dona porque pasamos moito susto de que algunha faísca plantase nesa casa. Non se pode ter así. Tivemos que estar toda a noite botándolle auga ao tellado”, relata Mosquera.

Los vecinos pasaron horas angustiosas. En la mañana de ayer, eran decenas las viviendas del municipio sin electricidad, ya que el tendido eléctrico sufrió las consecuencias de las llamas y acabó en el suelo en algunos puntos. Uno de los bares de Abelenda estaba sin luz, y en otro, los vecinos se lamentaban, continuamente y los viejos del lugar relataban a propios y extraños la misma consigna: "Nunca tal cousa se vira".

"O lume estendeuse moitísimo en pouco tempo, había unha nube de lume que viña por riba. Estivemos con moita tensión", señalaba Ramón Rodicio, otro de los vecinos de la zona, que inspeccionaba los terrenos cabizbajo a primera hora de la mañana.

Entre los jóvenes se organizaron voluntariamente durante la madrugada para hacer frente a las llamas, como explica Jonathan Magilano. "Foi dos peores incendios que houbo, é a primera vez que hai algo tan grande aquí. A xuventude volcouse e fixemos o que puidemos". ¿Qué usaron? "O que tiñamos a man", decía con una sonrisa de resignación. Se coordinaron por su cuenta. Estuvieron en Abelenda, Carballeda, Vilar de Condes... "Arderon moitas casas", lamentó.

En la parroquia de Muimenta, también en Carballeda, ardieron durante la "noite infernal" un total de 10 casas, dos de ellas habitadas. "Non durmimos nin un segundo. Tivemos que marchar da aldea, desaloxáronnos. Eu non me quería ir, porque teño boa casa, pero había que facer o que manda a Guardia Civil. A aldea está toda chea de cinzas e estivemos limpando toda a tarde. Ardeu o monte todo desde Melón, pero menos mal que os xóvenes axudaron. A máis intranquila foi a dona da casa que ardeu, que tivo que marchar coa filla e deixala aí", señalaba Julia Vidal Rodríguez, vecina del pueblo.

En las confluencias de los concellos de Paderne de Allariz, Maceda y Baños de Molgas, la jornada fue también para olvidar. Los montes de Neboeiro y A Piúca fueron algunos de los más afectados. La arboleda que conecta ambas localidades quedó totalmente arrasada y los vecinos se afanaron con sus mangueras hasta el amanecer para proteger las casas. Xabier Álvarez estuvo al pie del cañón con otros vecinos para proteger sus colmenas y su monte. "Foi un desastre, as motobombas pasaban e non sabían onde tiñan que ir. Púidose cortar o lume antes, pero saltou para o noso monte ás dez da noite. Tivemos que facer frente os veciños para que non marcharan as motobombas, porque aseguraban que os estaban mandando para outros sitios; pero puxémonos diante para evitalo", relata Álvarez. Aún así, considera un "auténtico milagro" que se salvaran las colmenas, que llegaron a estar rodeadas por los cuatro costados. "O malo é que aínda non contabilicei pero morrerían moitas abellas", lamentaba.

Una de las casas pegadas al monte calcinado en Neboeiro, la de Jesús Fernández Conde, se salvó de las llamas tras más de ocho horas manguera en mano. "Arrasou todo o monte detrás da casa, salvoume que tiña limpo os arredores, se non tería sido unha desgracia".

En otro punto de la provincia, en Cea, también se vivieron momentos dramáticos. En la parroquia de Pieles, la noche fue demasiado larga. "Isto inundouse de lume, tanto en Oseira, Vales, ou Coiras en moi pouco tempo. Estivemos rodeados por todos os sitios. O incendio chegou á beira dunhas palleiras, pero a xente nova da aldea foino controlando. Salváronse as casas e a xente, pero non nos quedou nada", cuenta Alicia Fernández.

Por otra parte, las comarcas de Verín y Xinzo fueron dos de las que más padecieron la contaminación ambiental por el denso humo acumulado, cada una con focos incendiarios próximos. En Verín, el fuego de la noche del domingo en A Mezquita y el que seguía activo en A Gudiña, además de otros pequeños localizados esporádicamente, sumieron ayer al valle en una irrespirable nebulosa. Solo las zonas un poco más elevadas lograban huir del calvario, como en Vilardevós, donde sus escolares, pese a la intensa humareda, e instados por el equipo docente, repusieron simbólicamente y sobre papel algunos de los árboles perdidos en las últimas horas, en el patio de su colegio.

Mención especial para Xinzo, donde el alumbrado público permaneció encendido durante toda la jornada, y en las horas centrales del día la visibilidad se asemejaba más a las diez de la noche que a las dos de la tarde. 

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