Las víctimas que sufrieron un robo cuando estaba en su vivienda no olvidan. Han extremado las precauciones para intentar evitar volver a vivir algo similar. También reconocen el miedo, especialmente de noche
Tras un robo es muy difícil conciliar el sueño. De noche, pese al paso del tiempo, lo recuerdas". Con estas palabras recuerda María González la situación que está viviendo después de que los ladrones entraran en su vivienda de Verín, situada en la carretera que conduce al municipio de Vilardevós.
Los delincuentes entraron en la casa una madrugada del mes de enero del mes de julio del 2013, cuando estaba ella y toda su familia dormía. No se enteraron del asalto, pese a que los ladrones forzaron la cerradura de la puerta y se apoderaron de joyas y dinero. "Creo que fue mejor que no nos despertásemos porque no sé lo que pasaría. Pero cada vez que lo pienso, no duermo", reconoce, puntualizando que hasta ahora no tuvieron conocimiento de quienes pudieron ser los ladrones ni por qué razón escogieron su domicilio.
Su argumento es compartido por Josefa López, una de las tres hermanas asaltadas el pasado mes de febrero en su vivienda de Güin (Bande). Los delincuentes las golpearon para apoderarse de 600 euros. "Que non volvan, porque somos pobres e nos non temos diñeiro".
Las tres mujeres aún están atemorizadas y desde entonces extremaron todas las precauciones ante cualquier persona que se acerca a su domicilio, situado en el centro del pueblo. "Agora xa vai pasando o medo, pero nos primeiros días era imposible durmir. Con calquer ruído desperto", añade.
Lógicamente, a las víctimas consultadas por este periódico les gustaría que los asaltantes fueran detenidos y pagaran por el robo. Sin embargo, ninguna de ellas culpa a la Guardia Civil por no haber practicado detenciones. Es más, reconocen su trabajo de investigación. "Seguro que están trabajando. No tenemos queja de su actuación", explica María González.
Los agentes, tras registrarse un robo violento o de un botín cuantioso, suelen acudir los días siguientes a visitar a los afectados y explicarles los pasos que están dando. También establecen vigilancia en torno al inmueble para que los afectados se sientan más seguros y protegidos.
En el historial de robos de la provincia también hay víctimas que ya no llegarán a enfrentarse cara a cara con los ladrones en el juzgado o cuartel. Es el caso de una octogenaria de Trasmiras, Carmen R.R., que sufrió hasta tres robos en su domicilio. La mujer residía sola en Silvaoscura y los delincuentes llegaron a entrar dos veces en su casa cuando estaba durmiendo. La despertaron y le exigieron que les entregase el dinero. La mujer ha fallecido. La Guardia Civil practicó una detención, pero el hombre terminó quedando libre.
Otras víctimas prefieren no recordar el día del asalto, al menos, ante la presencia de personas que le resultan extrañas. Ante preguntas sobre su situación optan, posiblemente por miedo, por callar, puntualizando que el tema está en manos de la Guardia Civil.
En el Instituto Armado aseguran que la vigilancia que tienen en marcha frenó los asaltos de encapuchados y violentos.
