“Si nos suben el alcohol beberemos marcas blancas”

Los jóvenes reconocen que las marcas blancas entrañan peligro, pero no dudan en afirmar que las consumirían 

Raquel Crespo, presidenta de la Asociación para la Prevención de la Exclusión Social (APES), señala que "el hecho de que se suba el precio del alcohol lo que va a conseguir es que quien  practica botellón lo siga practicando, pero con bebidas de peor calidad".

Añade que "la gente que practica el botellón lo hace porque ya le resulta caro acceder a las bebidas alcohólicas que le ofrecen en los establecimientos hosteleros, así que las compran en otros sitios donde el alcohol les va a resultar más barato. Siempre va a haber alcohol barato".

Crespo insiste en que si lo que se busca es evitar el exceso de consumo, la única vía  es la formación y la educación. "Las medidas coercitivas sólo sirven para que los jóvenes opten por ofertas más baratas, como ocurrió con el tabaco, que llevó a los chicos a comprar de liar", explica.

Mientras, los jóvenes lo tienen claro. "No es normal que suban más el precio a un producto que ya es caro de por sí". Y avisan: "Por mucho que suban el precio de las bebidas alcohólicas, se seguirá bebiendo. Se tira por las marcas blancas en el supermercado y ya está", señala Román C.S., de 17 años y estudiante de segundo de Bachillerato. Coincide con él David F., de 17 años, que considera que "está bien lo del impuesto a las bebidas azucaradas porque así se previenen los problemas de salud que conlleva su consumo. Pero en el caso de las bebidas alcohólicas me parece una tontería que apliquen ese impuesto por razones de salud porque entonces lo que habrá es más compra de marcas blancas, que son lo peor, porque no están controladas y pueden provocarte más de un problema".

Silvia F., de 16 años, apunta que esta anunciada subida del impuesto de las bebidas alcohólicas "a mí no me afecta, porque no consumo". Respecto a la nueva tasa sobre las bebidas azucaradas muestra su escepticismo sobre su efectividad a nivel de salud pública: "Si lo que supone son tres céntimos de subida o así, es algo tan insignificante que la gente va a seguir tomándolas igual cuando salga". Más crítica se muestra su compañera Uxía P., que considera que "no es normal subir los impuestos a las bebidas azucaradas, porque eso afectará también a los bares".

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