INVESTIGACIÓN - OURENSE

La vendetta contra otros policías originó la trama del crimen de la Comisaría de Ourense

Los inspectores investigados entregaron a la jueza dos armas que tenían en la taquilla de comisaría

Roi y Bernardo D.L., los dos gemelos imputados en el homicidio un compañero de Policía Nacional en abril de 2016, entre otros delitos, regresaron ayer por la mañana al Juzgado de Instrucción 3, en donde pasaron más de dos horas para atender requerimientos pendientes: el depósito de 120.000 euros como fianza (presentaron dos pisos como garantía) para eludir la prisión provisional y la entrega de las dos armas reglamentarias pertenecientes a Roi D.L. que tenía guardadas en una taquilla de la Comisaría de As Lagoas. Pese a que ahora trabaja como profesor en la Academia de Ávila, aún seguía conservando ese armario en Ourense.

Pero también acudieron a las instalaciones policiales de As Lagoas, en donde, entre las 13.30 y las 16.00 horas, se practicó el registro de otros dos vehículos de su propiedad, con la presencia de la jueza instructora, Eva Armesto. Según el letrado de la defensa, no se halló nada de interés, aunque se incautaron algunos objetos como cedés de música.

En la noche de domingo la instructora acordó repetir la inspección ocular de un Volvo XC90 en presencia de los investigados que habían sido detenidos el viernes por la mañana. En este vehículo, aparecieron restos de sangre en la tapicería y en un mono de trabajo. Los policías encartados aseguran que procede de la matanza del cerdo.

El abogado que representa a la familia del fallecido resaltó la importancia de esta prueba, aún pendiente de practicar. "Es un análisis muy importante porque si revela que se trata de sangre humana, sangre de Celso, la instrucción daría un vuelco fundamental para apuntar a los responsables del homicidio", valora.

Los dos policías están acusados de ocho delitos: robo con fuerza (la seis armas que desaparecieron del armero-búnker policial); tenencia ilícita de armas (las cuatro pistolas y dos revólveres cuya falta se detectó en agosto de 2014 y febrero de 2015); revelación de secretos (en los anónimos a los medios de comunicación revelan que faltan armas); simulación de delito (referido al robo de armas para imputar la sustracción al responsable del armero y al inspector que dirgió el grupode drogas); acusación o denuncia falsa; injurias y calumnias. Estos últimos en relación a los anónimos remitidos a algunos medios de comunicación en los que alertaba del robo de armas y su venta a delincuentes de la ciudad, entre otras acusaciones, con la connivencia de los superiores de la comisaría.

Pese a que las pruebas e indicios que obran en las diligencias por el homicidio del agente apuntalan la muerte violenta con intervención de terceras personas, tras los análisis forenses y de balística, la autoría del crimen y el móvil aún están sin apuntalar. Fuentes de la investigación hablan de un plan a tres, entre los gemelos y el fallecido, para perjudicar a determinados compañeros de los grupos de drogas e investigación, incluidos el comisario en aquel momento, Amable Valcárcel. Según esa hipótesis todo se torció cuando Blanco presuntamente quería aclarar lo sucedido al sentirse presionado (pocos días antes se habló de detenciones inminentes por la sustracción de las pistolas y los anónimos).

El día de la muerte del agente en sus despacho de la quinta planta de la comisaría, el 9 de abril de 2016, uno de los investigados acudió a las instalaciones para aparcar uno de los vehículos personales que él y su hermano utilizaban. Esa plaza, en la planta baja, queda fuera del alcance de las cámaras de seguridad, junto a una puerta que da a un pasadizo para los conductos de ventilación, por el que se puede caminar, que no se utilizaba desde hacía tres años y que apareció abierto tras años cerrado. Por ese lugar, se pude llegar directamente a la galería de tiro y pasar al interior de la comisaría sin que el servicio de seguridad lo detecte. En el registro, aparecieron 14 tipo de huellas , aclara el letrado de los gemelos, sin que se hubiera concretado que pertenecen a Roi o Bernardo D.L. 

El robo de armas, en otro juzgado

Las diligencias 797/16 en las que están imputados  los agentes policiales colisionan ahora con la investigación de Instrucción 1 por la desaparición de las seis armas (tres particulares y tres reglamentarias custodiadas en el búnker policial). El juez que la dirige, Leonardo Álvarez, citó como investigados al responsable del armero, Ernesto A.V. y al secretario general de la comisaría ourensana, Juan Manuel S.R. (declarará el 5 de febrero por estos hechos). Por el momento, está sin resolver la inhibición planteada en diciembre por la jueza Armesto para acumular ambos procedimientos . Es la segunda vez que lo hace. En la primera, la fiscalía se opuso -es probable que siga manteniendo esta postura- y la Audiencia provincial le dio la razón por una cuestión formal, en tanto que la jueza del 3, al mantener secretas sus diligencias, no argumentaba el criterio de conexión. 

Álvarez también instruye la Zamburiña por tráfico de drogas, el asunto iniciado por Asuntos Internos al recibir el anónimo que presuntamente escribieron los gemelos. En esta causa, figuran como investigados cuatro agentes por trato de favor a traficantes  que eran confidentes. Entre ellos  está  Antonio R.F. , el inspector al que supuestamente los gemelos pusieron en la diana por sus éxitos profesionales y buena  consideración entre sus superiores por servicios en la lucha antidroga.

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