LLEGADA DE LA ALTA VELOCIDAD

La obra de la línea del AVE consumió ya 30 millones de kilos de explosivos

Este material ha circulado desde 2011 en transportes especiales por las carreteras de la provincia hasta los tramos de ferrocarril 

La apertura de la línea del tren de alta velocidad (AVE) por los montes de A Mezquita, A Gudiña, Castrelo do Val, Laza, Vilar de Barrio y Baños de Molgas ha requerido desde el 2011 ya 30 millones de kilos de explosivos, mayoritariamente dinamita. La Subdelegación del Gobierno en Ourense llegó a autorizar en una sola vez –tras tener todos los informes de las distintas administraciones favorables– 1.169.964 kilos, que fueron usados en la construcción del túnel, vía izquierda, de O Corno (Laza). En otra ocasión, autorizó a petición de Cavosa Obras y Proyectos, 1.270.703 kilos para perforar otro túnel, el de Portocamba, entre Laza y Castrelo do Val.

A este volumen de explosivos hay que sumarle otros dos millones de kilos que se utilizan anualmente de media en las distintas canteras que hay abiertas en la provincia. Y todo este material circula en transportes especiales y debidamente custodiado por las carreteras de la provincia hasta los búnkers que tuvieron que construir las empresas que trabajan en la apertura de la línea de Alta Velocidad.

El ingeniero responsable para Ourense y Pontevedra de la Unidad Funcional de Industria y Energía, organismo dependiente del Ministerio de Industria, Pablo Cortizas, fue el encargado de que esa cantidad de explosivos que llegó a las obras fuese seguro, que no estuviera deteriorado, que los artilleros que lo iban a utilizar no sufrieran un accidente y que tampoco hubiera daños en el medio natural. "Cuando más explosivos se utilizaron fue durante los años 2012 y 2013. Entonces, se llegó a una media de 10 millones de kilos cada año. En la actualidad, se utilizan menos", apunta el técnico.

La fiscalización industrial realizada por Pablo Cortizas fue acompañada de otra también rígida, la de la Guardia Civil, que controla cada uno de los desplazamientos, almacenamiento y utilización del producto con el objetivo de evitar un accidente y lo que es más grave, que los explosivos se extraviaran o los robaran y fueran a parar a manos de delincuentes y posteriormente entregados a terroristas.

Los agentes controlan aún en la actualidad hasta el último gramo, incluso el de los cartuchos que no llegan a explosionar. Los controles han sido efectivos, dado que desde que comenzó la obra, según fuentes del instituto armado, no desapareció "ni una décima de gramo de material".

Y el mismo control se ejerce sobre los explosivos utilizados diariamente en las canteras de piedra y pizarra. Estas últimas situadas mayoritariamente en la comarca de Valdeorras

Sanciones

La Guardia Civil, además de custodiar y vigilar los transportes, verificar las cargas y el almacenamiento en los búnker, realiza controles aleatorios todos los meses. Cada año tramitan una media de 12 expedientes por irregularidades leves que finalizan en sanciones que van desde los 300 a los 1.000 euros. "En el tema de explosivos se está ejerciendo mucho control y de momento están funcionado", destaca el subdelegado del Gobierno, Roberto Castro.

La vigilancia es tan intensa que entre los sancionados en los últimos dos años está una constructora del AVE por utilizar un búnkers que construyó para guardar los explosivos antes de poseer licencia. La empresa ya tenía una instalación debidamente legalizada, pero construyó otra, dado el volumen de material que se iba a utilizar, y lo utilizó antes de tiempo.

El transporte de explosivos se realiza acompañado de varios coches, cuyos conductores deben estar comunicados entre sí. Además de la Guardia Civil, el técnico Pablo Cortizas, artilleros y técnicos de las constructoras, la legislación también obliga a recurrir a guardias de seguridad, que deben ir armados.

Las paredes del búnker para almacenar estos explosivos deben ser de hormigón armado, con un espesor de 30 centímetros y una puerta metálica de doble hoja. 

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