El observatorio de Carballiño sitúa a 1990 como el año más seco

El estudio de Miguel García y Diego Reboredo sitúa a los años 2011 y 2015 como los más calidos y 1986 como el más frío

El trabajo desarrollado en el Observatorio Meteorológico ubicado en el IES Chamoso Lamas de Carballiño entre 1984 y 2015 fue publicado en el anuario de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) correspondiente al año actual. El físico Miguel Ángel García y el biológo Diego Reboredo son los autores de este estudio, que resume las investigaciones del centro de observación carballiñés tanto a nivel climático como la interacción de éste con la flora y la fauna de la comarca.

Así, en las últimas tres décadas, los investigadores constataron que la temperatura media en esta zona fue de 12,9ºC, mientras 20º es el promedio de las máximas y 5,8º el de las mínimas, registrándose  máximas y mínimas absolutas, respectivamente, de 41º y -12ºC, siendo 2011 y 2015 los años más cálidos, con una media de 14º, y 1986 el más frío, al contabilizarse 11,6º de media. Con respecto a las precipitaciones, 2000 fue el más lluvioso al caer 1.540,6 mm de agua, mientras que para encontrar el más seco hay que remontarse a una década atrás, al año 1990, cuando tan sólo cayeron 739,6 mm.

Sin embargo, uno de los aspectos que tienen más interés por su repercusión en los cultivos, sobre todo en el viñedo, es el referente a las heladas. Según comenta Miguel García, "las que ocurren en primavera, si son persistentes y profundas, son peligrosas debido a que provocan la congelación del agua que circula por los vasos de los brotes tiernos de las plantas, rompiéndolos y dando lugar a que estas mueran".

En este sentido, las heladas más temprana y más tardía están datadas, respectivamente, el 10 de octubre de 2002 y el 23 de mayo de 2006, si bien el valor mínimo (de -12ºC) fue tomado el 18 de diciembre de 2001. 

Los denominados estudios fenológicos están centrados en los procesos de interacción entre la atmósfera y la biosfera. Aspectos tales como la aparición de los frutos, la caída de las hojas, la aparición de insectos o aves "son respuestas de los organismos vivos a las condiciones climáticas y meteorológicas", indica Diego Reboredo. Así, en el observatorio se tomaron datos de la evolución de especies vegetales como la vid, el nogal, varios frutales, maíz y patata ,entre otros, además de las llegadas de aves estivales como la golondrina, la abubilla, el vencejo y el cuco.

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