INVESTIGACIÓN

Una ourensana apuesta por los transgénicos para el futuro

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photo_camera La investigadora Raquel Iglesias Fernández, en el Centro de Biotecnología y Genómica de plantas de la UPM.

Participó en la secuenciación del genoma de una planta cercana a varias especies comestibles

La Arabis alpina es una planta herbácea que ha logrado expandirse por gran parte del planeta gracias a su condición de perenne y a su resistencia a las temperaturas extremas. Pertenece a la familia de las Brassicaceae, que incluye más de 3.000 especies, entre las que se encuentran cosechas de importancia económica como la colza, la col, la mostaza o el grelo.

A comienzos de abril, un proyecto trilateral de investigación europeo, que contó con la participación de prestigiosos grupos de científicos alemanes, franceses y españoles, logró completar con éxito la secuenciación del genoma y el epigenoma de esta planta, lo que ha permitido ponerlos a disposición de la ciencia para facilitar el estudio de los mecanismos moleculares implicados en algunas de sus características. Esto podría permitir obtener cosechas de vegetales comestibles con la resistencia de la Arabis alpina.

Dentro de los grupos investigadores participantes en este proyecto se halla el dirigido por Pilar Carbonero, perteneciente al Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), y del que es miembro la ourensana Raquel Iglesias Fernández.

La investigadora destaca que la posibilidad de producir grandes cosechas de hortalizas u otras plantas comestibles de gran resistencia a las temperaturas extremas podría ser fundamental de cara al futuro. "No debemos olvidar que el cambio climático es un hecho y que la población mundial presenta una elevada tasa de crecimiento", señala, por lo que es fundamental intentar garantizar la agricultura en cualquier parte del planeta, sean cuales sean sus condiciones climáticas.

Este descubrimiento se mete de lleno en el debate sobre la conveniencia o no de la conveniencia de los alimentos transgénicos. Raquel Iglesias defiende que las plantas modificadas genéticamente "son herramientas que están al servicio de la sociedad, tanto para su utilización en la investigación como para su comercialización", precisando que, a partir de éstas, se pueden producir alimentos, medicamentos o aplicaciones industriales.

Entre los argumentos que la investigadora ourensana expone a favor de los transgénicos se encuentra el fármaco ZMapp, fundamental en la lucha contra el ébola, generado a partir de las plantas del tabaco, o la insulina, que está producida por bacterias modificadas genéticamente, lo que ha permitido abaratar sus costes de producción y, por tanto, hacerlo llegar a más personas a nivel global. "Los transgénicos han demostrado su gran utilidad en la sociedad, y hasta la fecha no se ha probado su carácter perjudicial", afirma Raquel Iglesias.

El trabajo realizado por el equipo investigador se basó en la combinación de la metodología tradicional de secuenciación -el llamado "método de Sanger"- con tecnologías de secuenciación de segunda generación -Illumina sequencing-, "que permiten obtener millones de lecturas de nucleótidos, las unidades básicas del ADN, en poco tiempo a un coste relativamente bajo".

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