crónica

Un macro pelotón reivindicativo llenó las calles de la ciudad de color y sonrisas

Más de 8.000 participantes recorrieron 11 kilómetros en un acto de conjura para llegar a los "cero accidentes" en carretera

Espectacular, alucinante y muy reivindicativo.  No fueron pocos los elogios y la sorpresa de los participantes en la 34ª edición del Día da Bici +Deporte La Región, que conformó ayer una serpiente multicolor de más de 8.000 participantes por las calles de Ourense, gracias a la organización de la Fundación ADO Moure, que contó con el patrocinio de La Región y Telemiño, además de las instituciones.  

"Hay muchos más participantes que el año pasado", decía un espectador en línea de salida, tras 18 minutos de reloj viendo pasar ciclistas. Un no parar de aficionados, unidos y empujados este año por una fuerte reivindicación de "cero accidentes", y con la petición de una "ley justa" que los proteja de los locos del volante.

 Las baterías de los móviles de periodistas y curiosos no daban abasto –un servidor da buena cuenta de ello– para grabar a la expedición completa de participantes. Todos diversos, de todo tipo de edades y sin ningún mal rollo. Escoltados, o más bien guiados, por la Policía Local, el megapelotón ourensano callejeó por la ciudad con tranquilidad. En el Día da Bici no hay prisa, no hay competición. Es un paseo sano, reivindicativo y, sobre todo, familiar y formativo. "Esto no es una carrera, despacito", aleccionaba una madre a su hijo, que urgía al de adelante a golpe de "arre". 

Las calles de toda la ciudad –no solo las que eran parte del recorrido– fueron desde primera hora de la mañana un hervidero de familias al completo subidas al sillín. Las estampas eran de toda índole, y alguno incluso llevaba algunos kilos de más. "Estos kilos no importan nada, merece la pena para que le coja gusto a esto", decía uno de los primeros en llegar a la línea de meta, con su pequeño hijo "a cuestas". 

En apenas 48 minutos, los ciclistas completaron el circuito de 11 kilómetros que recorrió la ciudad. El pistoletazo de salida y el punto de llegada fue el mismo, la Alameda do Concello. Pero por el camino, atravesaron Marcelo Macías, avenida de Portugal, Ervedelo, Progreso, Pardo de Cela, Ponte do Milenio, Xesús Pousa, Eulogio Gómez Franqueira, Río Arnoia, avenida de Santiago, avenida das Caldas, Vicente Risco, Ponte Nova, Curros Enríquez, Sáenz Díez, Don Bosco y Progreso. 

El circuito fue "asequible, sobre todo para venir con los niños", comentaba uno de los participantes, con uno de los compañeros. Y lo decía, eso sí, con una buena dosis de sudor por todo su cuerpo. Y es que el calor fue este año una anécdota más. A la hora de salida, el termómetro de la Alameda sobrepasaba ya los 25 grados centígrados, algo que, sin duda, contribuyó a ponerle un poco de heroicidad a la prueba. 

Pero lo mejor estaba por llegar. A la conclusión del acto, llegó el turno de los premios, que llegaron gracias a la donación de La Región para la causa. Así, una jovencísima Irene ejerció de mano inocente para repartir la suerte entre 8.000 personas. Bicicletas, cascos y fin de  semana en balnearios Oca llenaron de felicidad la prueba. Y a niños, como Antón Álvarez, uno de los agraciados, cuya sonrisa resplandecía el escenario. Su única preocupación: "¿Y ahora cómo la llevo a casa?. Con él, también fueron premiados Brais Ansia, María Blanco u Olga López.   

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