OURENSE NO TEMPO

Ourense industrial

photo_camera Cervezas San Martin (fotografía Biblioteca Diputación Provincial).

Un análisis exhaustivo nos confirmaría que casi sin darnos cuenta hemos conseguido crear empresas de primer nivel 

Definir nuestro pasado industrial, creo que no requiere demasiadas explicaciones; siendo generosos yo lo dejaría en un sencillo “escaso”. No se puede decir que el presente sea mucho más satisfactorio, incluso (y con gran pena lo digo), si no lo remediamos el futuro se presenta como “más de lo mismo”. De todas maneras, que fuera escaso no quiere decir que no existiera, y si me lo permitís, por mis datos las pocas industrias que tuvimos y tenemos han sido en su mayoría de un nivel y calidad extraordinarios.

En una provincia agrícola y ganadera como la nuestra, donde el vino , el chocolate, la cordelería, y la elaboración de velas competían con la fabricación de muebles (años después también ataúdes); fue la llegada del belga Malingre Parmentier en 1864, y su decisión de asentarse en ella, la que produjo nuestra pequeña revolución industrial.

Malingre Parmentier dio origen a la que durante más de cien años fue nuestra industria representativa, la Fundición Malingre. Junto a ella -o intentando ser justo, a raíz de ella- surgieron otras iniciativas similares en la ciudad y provincia; algunas, más o menos grandes fundiciones (Rogelio Fernández, Millán, etc.), empresas carroceras del automóvil, incluso se podría decir que los comienzos de la gran empresa Barreiros pueden haberse visto favorecidos por la existencia de una tradición en las empresas del metal.

A su lado surgieron iniciativas, muy interesantes y que durante su existencia alegraron en gran medida la economía local. El doctor Vidal, con su laboratorio farmacéutico y su producto estrella, el X2, (su muerte prematura truncó una probable gran empresa farmacéutica); Andrés Perille con su fábrica de plumeros de rafia, auténtica innovación en aquellos años, dio pie a las supervivientes La Ibérica y Barbosa que continúan fabricando toda clase de cepillos. La lejana época del wolframio; Calzados Mosquera, especialistas en fabricación de calzado duradero, que junto a los Diéguez dieron trabajo a muchos ourensanos. Cervezas San Martin (que aún hoy no se entiende como con la calidad que tenía su producción no consiguió subsistir); las pizarreras que hoy continúan luchando; las empresas del textil El Faro (pocos recuerdan que ese fue el primer nombre de Adolfo Domínguez), Roberto Verinno, Lonia Textil, etc.; sin olvidar las florecientes cooperativas que tantas ilusiones hicieron concebir pero... Y como olvidar las ilusiones que puso la provincia en las fábricas del automóvil, llegamos a presumir de que “la Citroën iba a ser ourensana”.

La alta producción de vino, supongo que sugirió la creación de multitud de empresas transformadoras y o embotelladoras de las que en tiempos, solamente en la ciudad tuvimos más de veinte: Viso, Méndez, Paniagua, etc. Incluso dos fabricantes de toneles tuvimos. Hoy, entre cooperativas y bodegas particulares continúa siendo uno de los sectores que tiran de la economía e incluso parece que tiene posibilidades de desarrollo.

Para el final he dejado la bandera de la provincia (y que siga siendo así) Coren, la antigua Uteco, que hoy se codea con cualquier empresa de su sector a nivel internacional y continua en una constante evolución.

Hoy surgen algunas pequeñas empresas tecnológicas que bienvenidas sean, pero la realidad es que tenemos que seguir trabajando y luchando para encontrar esos nichos de trabajo que nos ayuden a seguir haciendo que la vida en nuestra provincia sea posible para las siguientes generaciones (y para la nuestra, que muchos amigos tengo que han tenido que coger las maletas, cierto que alguno fue por deseo propio, pero algunos no tuvieron mucha opción).

Un análisis exhaustivo nos confirmaría que casi sin darnos cuenta hemos conseguido crear empresas de primer nivel que luchan actualmente en un mercado muy complicado, y en ocasiones con unas armas insuficientes (como competir con el mercado laboral de países que permiten condiciones...). ¡Uy!, casi me meto en política, aquí lo dejo

Interpretad este artículo como unos pequeños apuntes de nuestra historia industrial, muchas más empresas se podrían citar, y espero hacerlo en otros artículos o, como digo siempre, a ver si alguien se anima a hacerlo.

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