EN LA CIUDAD

En Ourense: al lado del cajero, la cama

Dani "O Porriño" fuma en el cajero en el que duerme desde hace semanas, en Juan XXIII.
photo_camera Dani "O Porriño" fuma en el cajero en el que duerme desde hace semanas, en Juan XXIII (X. FARIÑAS)

En el invierno, media docena de personas sin techo utiliza cajeros o portales para resguardarse del frío nocturno. Mientras, el Albergue do Transeúntes roza estos días el lleno, con una media de 18 usuarios al día.

 

Durante los meses más fríos del año, cajeros y portales de la ciudad se convierten en improvisadas habitaciones para pasar la noche. Vecinos del centro de la ciudad procuran estos días, ante la posible "okupación" de sus edificios, intensificar las medidas de seguridad.

Técnicos y voluntarios de Cruz Roja atendieron, durante su última salida nocturna a las calles hace dos semanas -a través del programa de atención a personas sin hogar-, a un total de siete ciudadanos en estas condiciones. La cifra, tal y como los técnicos explican, "oscila" de unas noches a otras, ya que este colectivo se muda con rapidez de unos lugares a otros. Una de las razones que pueden motivar los desplazamientos son los plazos establecidos entre sucesivas estancias de los albergues municipales, 90 días en el caso del de Ourense.


"Llevo un año en la calle"


Dani, más conocido como "O Porriño", es una de las personas sin techo que "okupan" estos espacios privados de la ciudad para pasar la noche y dormir. En su caso, una sucursal bancaria de la céntrica calle Juan XXIII, aunque antes solía escoger una del Puente. "Primero pusieron una voz grabada que explicaba que no podía estar allí porque era ilegal e iban a llamar a la Policía, pero no lo hicieron. Después de eso, pusieron el aire acondicionado frío, en vez de caliente. Además, me robaron el saco, las mantas e incluso la cartera una vez, mientras dormía. Entonces decidí cambiarme a esta oficina", comenta mientras se fuma un cigarrillo encima de su cama improvisada. 

Acompañado de su mochila, de varias mantas, una maleta y bolsas con comida, Dani llega cada noche al cajero y se coloca en el hueco tras la máquina y la pared, resguardado de los transeúntes. "Al llegar cené y me tomé el café, para entrar en calor", dice. Si alguien entra para sacar dinero, O Porriño se ofrece voluntariamente para salir del cajero: "Antes llegó un hombre, me saludó y le pregunté si prefería que saliese para que sacase el dinero tranquilo, pero me dijo que no hacía falta. La verdad es que nunca he tenido ningún problema con nadie, yo intento no molestar". Para dormir, tal y como explica, no tiene problema. "Supongo que viene gente a sacar dinero y ni me entero porque ya estoy dormido", comparte. Por la noche lee, fuma y duerme, aunque "siempre" deja "todo" limpio: "Por eso traigo mis bolsas de plástico, para que no quede nada aquí". 

Al empezar la actividad del día, vuelve a hacer su "petate" y sale a la calle de nuevo. "El primero que llega aquí por la mañana, para abrir el banco, es el que normalmente me despierta. Yo muevo los cartones que tengo debajo de las mantas y me voy", comenta. Aunque no es de Ourense, acabó aquí "por cuestiones de la vida" desde hace, aproximadamente, un año, tal y como explica. "Pedir en la calle no es fácil, menos en los meses de frío, que la gente no saca las manos de los bolsillos, y mucho menos cuando llueve", apunta Dani. 


"El albergue estaba lleno"


En cuanto a la posibilidad de pasar la noche en el albergue municipal, Dani dice que lo ha "intentado" estos días, aunque solo para ducharse: "Como estaba lleno no pude pasar y ducharme. Iba allí por eso, no para dormir porque yo ya duermo aquí". O Porriño, de todos modos, asegura que no pasará mucho más tiempo en las calles de Ourense, ya que en sus planes está marcharse de la ciudad esta semana a una casa familiar en Leiro, "estoy deseándolo".

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