Esta enfermedad ha encendido las alarmas tras detectarse el primer caso autóctono en España
La detección a finales de julio en Gandía de un caso autóctono -no importado- referido a una persona afectada por el virus chikungunya ha puesto en alerta a las autoridades sanitarias y de Medio Ambiente a nivel nacional. En la provincia de Ourense, aunque no se ha producido ningún caso parecido, sí se registraban en 2014 tres importados, ya que "los pacientes habían realizado un viaje a zonas endémicas; en concreto uno había viajado a Venezuela y los otros dos a la República Dominicana", según explica la responsable del servicio de Medicina Preventiva del Complexo Hospitalario de Ourense (CHUO), María Sande. A nivel de toda Galicia, fueron detectados nueve casos, "todos ellos importados, como los 266 registrados a nivel nacional", señala la facultativa.
En lo que llevamos de año 2015 se registraron 89 casos a nivel nacional, de los que tres corresponden a Galicia; también en este caso, todos ellos importados.
El peligro latente que se abre con la existencia de ese caso autóctono detectado en Gandía, es que los portadores naturales de la enfermedad, los mosquitos tigre, se propaguen, de ahí que autoridades sanitarias y los respectivos gobiernos autonómicos colaboren para localizar cualquier nuevo caso autóctono que se produzca.
"Para que se produzca el ciclo autóctono se necesita que haya casos importados y el mosquito portador", explica María Sande, que apunta que, tras la expansión de este mosquito al País Vasco, "estamos en una situación en la que hay que extremar las medidas de vigilancia epidemiológica" y hay que hacer "un diagnóstico precoz de los casos". Por ello, toda persona procedente de zonas de riesgo y que presente síntomas, "hay que intentar hacerle un diagnóstico rápido". Al mismo tiempo, se "ha reforzado la vigilancia entomológica" para prevenir la proliferación del insecto.
Sande quiere aclarar que, en la mayor parte de los casos, "es una enfermedad leve y que no requiere ingreso, es como una gripe", con fiebre alta y dolores articulares. Pero es cierto que, en determinados casos, los dolores articulares son tan fuertes que pueden durar años y el propio nombre de la enfermedad siginifica, en el dialecto africano que lo denomina, "hombre retorcido".
