SUCESOS

Párrocos y vecinos suman fuerzas para evitar los asaltos a las iglesias

photo_camera La iglesia de Infesta (Monterrei) fue asaltada hace dos años, pese a ser dotada de nuevas puertas (MARTIÑO PINAL)

El Concello de Monterrei decidió instalar sensores y alarmas en el templo parroquial de Villaza para evitar nuevos robos

Los dos asaltos registrados a finales de la semana pasada en las iglesias parroquiales de Vilaza y Albarellos (Monterrei) mantiene en alerta a vecinos y párrocos, que intentan unir fuerzas para extremar las medidas de seguridad y vigilancia para evitar más robos.

Un informe de la Policía Judicial, realizado en el año 2011 a instancias de la Fiscalía Superior de Galicia, alerta que es "fácil" entrar en buena parte de las 2.000 iglesias que hay en la provincia dado, por un lado, su lejanía de las poblaciones, y por otro, la falta de medidas de seguridad.

En este último aspecto trabajan vecinos y sacerdotes desde que se conocieron los dos últimos robos. La alarma incluso saltó en el Concello de Monterrei, que tiene previsto instalar sensores y alarmas en el templo de Vilaza, que ya es el segundo robo que registra. "Sólo se levaron as limosnas, pero os danos que causaron son cuantiosos e non podemos permitir que os ladróns volvan entrar", explicó el alcalde, José Luis Suárez Conde.

Los desperfectos fueron mayores en la puerta lateral, que fue forzada. Suárez Conde no descartaba ayer cambiarla para sustituirla por otra blindada, como tiene la iglesia de Albarellos y que impidió que los ladrones accedieran al templo.

Vecinos y sacerdotes están atentos a cualquier movimiento, sobre todo de noche, en torno a los templos. Es más, nada más levantarse lo primero que hacen es dar una vuelta por la iglesia para cerciorarse de si entraron los ladrones.



Medidas de seguridad

El párroco de Oímbra, Raúl Afonso González, mostró preocupación al tiempo que reconocía que las dos iglesias que hay en la localidad, al igual que las del resto del municipio, carecen de medidas seguridad. "La iglesia vieja tiene unas buenas puertas de castaño. La otra está en un lugar más céntrico del pueblo y los vecinos están atentos por si pasa algo", explicó, recalcando que ambos templos hay poco que robar, "porque todo lo de valor lo retiramos y lo guardamos en lugares seguros".

En esta última iniciativa insiste el delegado diocesano de Patrimonio, Miguel Ángel González, que incluso ofrece las instalaciones del Obispado para custodiar obras de arte o tallas valiosas a todos aquellos vecinos que no disponen de lugar para guardarlas o temen que se las roben.

El sacerdote asegura que prácticamente todas las tallas y retablos de valor están catalogados y recogidos en inventarios realizados, bien por las propias parroquias o por el Obispado. Eso sí, quedan objetos como cálices, candelabros o incensarios, cuyas características no figuran en ningún lugar, salvo en la memoria de los vecinos y de los sacerdotes, que si desaparecen por un robo son difíciles de recuperar porque pueden ser vendidos fácilmente.

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