JUICIO EN OURENSE

Los peritos dicen que los atacados por el pirómano vieron "un peligro extremo"

La fiscalía, que pide 26 años de prisión para García Basalo, señala que todos los testigos coincidieron en que "las amenazas" proferidas por el acusado "eran conocidas" en el pueblo

Peritos forenses han señalado que los dos hombres atacados en Rebodepó (Manzaneda) por un pirómano que portaba un hacha sintieron ese día un "peligro extremo" ante la actitud de Carlos García Basalo, acusado de dos tentativas de asesinato dirigidas a estas personas, que lo incriminaron como autor de un incendio forestal.

García Basalo fue condenado a prisión como responsable de un fuego y, tras ser castigado, habría querido atacar con un hacha a estos vecinos el 2 de enero de 2013.

En el segundo día de juicio celebrado en la Audiencia Provincial, los peritos del servicio de Medicina Legal han corroborado la existencia de varias fracturas en el cuerpo y en la cabeza de las víctimas, Bernardino G. en concreto "una herida en la cabeza" y "una fractura craneal con hundimiento" compatible con un "objeto contundente", como un hacha.

A causa de las heridas, uno de los hombres recibió 23 puntos de sutura, mientras que el peor parado, Ángel Basalo (86 años), quien ayer no pudo declarar debido a su avanzada edad, "estuvo intubado" y "sedado" durante los tres días que permaneció ingresado en el CHUO.

Según los forenses, de no haber recibido atención médica con toda probabilidad "casi se puede asegurar que -su estado de salud- se hubiese complicado" y hubiese podido morir.

En lo que respecta a las capacidades del acusado, los forenses han considerado que esta persona "entiende perfectamente que lo que ha hecho está mal", y también que "distingue" ambos conceptos, aunque a preguntas de la defensa han precisado que su nivel de inteligencia es "borderline", lo que supone que "limita la normalidad" aunque "tiene capacidad para entender".

Los informes de la Guardia Civil han resaltado la contundencia de las heridas, que requería "un impulso notorio" a la hora de infligir ese daño y han corroborado que los restos biológicos son "indubitados" de los dos hombres atacados.

Tanto la Fiscalía como la acusación particular se han ratificado en sus peticiones en la lectura de sus conclusiones y la defensa ha pedido la libre absolución para el acusado por un delito de tentativa de asesinato y ha pedido que el veredicto "se ajuste al delito de lesiones graves" con la atenuante del alcoholismo.

El Ministerio Fiscal pide 26 años de prisión, desgranados en una pena de nueve años por cada una de las tentativas de asesinato, e imputa al acusado dos delitos de obstrucción a la justicia, con la petición de cuatro años por cada uno de ellos.

La acusación exige 9 años de cárcel y un alejamiento de 500 metros, así como ocho años más por sendos delitos de obstrucción a la justicia, y la defensa reclama la libre absolución y aduce los problemas con la bebida de García Basalo, la falta de intención de acabar con vidas humanas y la enemistad manifiesta.

En su exposición, la fiscalía se sustenta en que todos los testigos coincidieron en que "las amenazas" proferidas por el acusado "eran conocidas" en el pueblo. Además ha defendido su intención de matar después de que los dos hombres declarasen en su contra en un juicio.

"Él se dirigió hacia ellos con el hacha y Ángel, que estaba limitado, no puedo hacer nada", ha explicado el fiscal.

En esta misma línea, la acusación particular ha insistido en la intención por parte del acusado de hacer lo que hizo y ha recordado que el propio taxista le mandó meterse dentro de la casa tras oirle gritar al bajar del coche "ahí está ese hijo de puta".

Según la acusación, Carlos G. "buscó la sorpresa para que no tuvieran la más mínima posibilidad de defensa y por eso salió con una hacha", ha asegurado este letrado, quien ha resaltado que el arma empleada tenía su finalidad ya que "permitía que no tengas que acercarte tanto a la víctima", además de "pasar más desapercibido".

También se ha sustentado en la gravedad de las heridas que fueron realizadas "con la violencia necesaria que pudiese llevar a la víctima a la muerte" y ha advertido de que "fue la suerte" lo que impidió "que hubieran muerto".

Por su parte, la defensa se ha centrado en el "retrato del acusado", a quien definió como una persona "con pocas habilidades para resolver conflictos" y que actúa "por instintos primarios", para lo cual ha aportado varios documentos realizados en el centro penitenciario de Pereiro, que están recogidos en la causa.

Así, ha señalado que "las rencillas" entre estos vecinos "eran antiguas", un hecho con el que cree que demostraría que "no hubo intencionalidad de matar".

El propio acusado declaró ayer que no pensó "que les había hecho tanto daño". Por este motivo, su abogado ha descartado cualquier tipo de alevosía o premeditación pues "nada hacía prever que iba con esa idea y que hubiese sido algo premeditado para matarlos", ha aducido.

La sala tendrá que determinar si hubo un intento de asesinato o por el contrario lesiones graves, como solicita la defensa.

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