ENTREVISTA

“el polen que más afecta es el de las gramíneas, y tiene su pico hacia junio"

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photo_camera Carlos González de la Cuesta, jefe de Alergología en el CHUO.

Carlos González dirige la sección de Alergología del CHUO, que trabaja para hacer que sus síntomas afecten lo menos posible a los pacientes que sufren este problema.

Siguiendo la habitual inestabilidad meteorológica ourensana, las primeras semanas de primavera ya han mostrado sus dos vertientes más extremas: la calurosa y la lluviosa, lo que vuelve completamente imprecisas las previsiones sobre cómo se presenta el complicado periodo de alergias respiratorias, siempre complicado para mucha gente. Carlos González dirige la sección de Alergología del CHUO, que trabaja para hacer que sus síntomas afecten lo menos posible a los pacientes que sufren este problema.

¿Cómo se plantea la situación de este año respecto a las alergias?
Como sucede año a año, la polinización depende de la climatología, y ésta es siempre es variable y difícil de predecir. La pasada semana tuvimos un tiempo soleado y ahora ha vuelto a llover, lo que significa que el agua limpia la atmósfera, el polen que estaba en suspensión en el aire cae al suelo y los pacientes respiran mejor. Si se cumple lo normal en esta zona, que es que llueva a estas alturas del año y el sol salga de finales de mayo en adelante, tardaremos un poco en sufrir las altas concentraciones de polen.

¿Cuál es el tipo de polen de mayor incidencia en Ourense?
Lo que más influye en nuestra zona es la época de las gramíneas, las hierbas, cuya polinización más elevada se da en los meses de mayo, junio y julio. Aunque estos días de buen tiempo aumentó su concentración de polen, su concentración no es tan elevada como la que se registra durante estos meses. Lo que sí ha habido estos días ha sido mucho polen de árboles, que normalmente en nuestra zona son el abedul y el plátano de jardín, además del pino, que genera un polen de color amarillo que al ser pesado y grande termina depositándose en el suelo, lo que hace que sea fácil de ver por todas partes. Pero realmente, el que da problemas es el que no vemos, que se mantiene en suspensión porque pesa poco y que al respirarlo los pacientes o al impactar en los ojos, da síntomas de alergia. Si la climatología es la normal, la que se reza en los refranes, los picos de gramíneas se registrarán en unos meses. Lo que le solemos decir a los pacientes es que si el día es soleado y ventoso, que tengan cuidado si van al campo.


¿Están registrando, por tanto, poca actividad en la sección hasta el momento?
Nosotros no atendemos de entrada al paciente, sino que su entrada es la habitual, a través del médico de cabecera o de urgencias. Ellos son los que perciben si hay algún pico de sintomatología, y nosotros lo solemos recibir con un mes o dos de demora, dependiendo de la época. Por tanto, es difícil precisar una cantidad a estas alturas del año, pero me atrevo a decir que estos pasados días de sol ha habido un pico de síntomas, sobre todo en pacientes que son alérgicos a los árboles.


¿Qué diferencias presentan los niveles de polen de Ourense respecto a una ciudad costera?
Lo que sabemos seguro es que si la gente de la ciudad que tiene alergia al polen va a la zona de costa generalmente está mejor. En la zona costera, normalmente el viento viene limpio del mar, con lo que los niveles de polinización de la atmósfera son más bajos. En Ourense, aunque tenemos ciertas diferencias respecto a otras ciudades interiores, como la tardanza en los picos de gramíneas, que aquí son en junio y en sitios como Madrid son en mayo, el paciente típico sufrirá más esos síntomas en la ciudad y estará mejor en la costa.


¿Qué síntomas suele presentar el paciente que acude a consulta médica por posibles casos de alergia?
El paciente empieza a tener síntomas de picor de ojos, enrojecimiento ocular, picor de nariz, estornudos, lagrimeo, necesidad de sonarse continuamente o nariz atascada, y si los síntomas son más importantes, afectan al pecho, con dificultad para respirar o síntomas de asma. Cuando estos síntomas se perciben en una época de sol, sobre todo, si se está al aire libre en el campo, el paciente puede sospechar que se trata de una alergia al polen, pero a veces estos síntomas son difíciles de distinguir de los de un resfriado común; lo que los diferenciaes esta relación causa-efecto de ir al campo y sentirse mal, que es muy significativo. Además, si estos síntomas duran más que un resfriado normal, podrían ser reveladores de una alergia.

¿Influye la genética o alguna otra característica para que una persona pueda tener mayor predisposición a ser alérgica?
Las alergias respiratorias suelen tener una relación familiar, es decir, que si un familiar directo es alérgico, hay más probabilidades de tener síntomas de alergia respiratoria. Los porcentajes de probabilidad de ser alérgico varían entre el 12,5% si ninguno de los progenitores está afectado, el 25% si la sufre un progenitor, el 50% si la sufren los dos y el 70% en el caso de que ambos padres padezcan exactamente el mismo tipo de alergia.


¿Puede desarrollarse en cualquier momento de la vida?
Sí puede, aunque normalmente hay un pico de afectación que es la gente joven, de menos de 30 años de edad, la que la desarrolla con mayor frecuencia.


¿En qué suele consistir el tratamiento de la alergia?
Nosotros basamos el tratamiento en varios pilares. El primero es la educación, que el paciente sepa cuáles son los síntomas, dónde está el "enemigo" y cómo evitarlo.
En segundo lugar está el tratamiento sintomático, el que intenta frenar sus síntomas y que suele consistir en antihistamínicos, que ahora son más tolerables que los antiguos y apenas provocan somnolencia en el paciente; si los síntomas afectan a la nariz se le añaden los corticoides tópicos nasales, si hablamos de molestias oculares, pasamos a las gotas para los ojos,
y si se trata de asma, broncodilatadores.


Por último, si los síntomas son persistentes y moderados, nosotros recomendamos al paciente que se vacune. Las vacunas para la alergia tienen un 80% de efectividad, con lo que la mayoría de los pacientes pasan de tener síntomas habituales a síntomas ocasionales. Se trata de un tratamiento
prolongado, pero a los cinco años las personas suelen mantener esta mejoría al pararlo.

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