TRáFICO EN LA ZONA PEATONAL

Los políticos locales reconocen el exceso de coches en el casco antiguo

Ourense. 23-11-2015. Aparcamientos en el Casco Vello. Pena Corneira.  Paz
photo_camera Coches estacionados en la calle Pena Corneira, una de las entradas al casco antiguo de Ourense.

La conveniencia de la flexibilización de la ordenanza de acceso y las sugerencias de la oposición marcan las discrepancias

Toda la oposición municipal constata y reconoce la aglomeración diaria de vehículos en el casco antiguo de la ciudad, donde la circulación y el estacionamiento está, o debería, ser restringido. Incluso el gobierno local lo asume, por lo que indica que ya ha encargado un informe -lo mismo que anunció en el caso de la ORA, cuya conveniencia y servicio también se discuten- que evalúe la situación, con objeto de ponerle freno al problema.

La unanimidad política sobre el problema y la necesidad de solventarlo es clara pero la cuestión en conflicto, además del perjuicio que se causa a residentes, trabajadores y transeúntes de esta zona, es establecer la causa por la que los bolardos y las tarjetas magnéticas que sirven para controlar y limitar la entrada de vehículos en la zona monumental, no sirven, en realidad, para casi nada. Ahí es donde comienza la diferencia política y donde han surgido ya las discrepancias, porque en el fondo del asunto no están otras razones que el sistema de bolardos y tarjetas que se emplea desde que se inició la concesión de este servicio y la modificación (en 2014) de la ordenanza municipal de tráfico en lo que se refiere al acceso al casco antiguo, un cambio que en cierto modo flexibilizó la entrada en coche, en aras de facilitar la residencia a los vecinos, tengan o no vehículo propio.

En este punto, la concejala de Tráfico, Flora Moure, relacionaba el "caos" de aparcamiento con los cambios de la mencionada ordenanza, que habrían permitido un amplio reparto de tarjetas y, con ello, más vehículos entrando en la zona monumental, apelando teóricamente a la necesidad de facilitar el acceso a vecinos mayores o trabajadores de la zona. Pero el portavoz municipal socialista, José Angel Vázquez Barquero, entiende que el cambio introducido en la ordenanza fue, cuando se hizo, satisfactorio, a petición de los vecinos y con el apoyo de la oposición, al menos del BNG de entonces. Si entonces funcionaba, dice, y lo único que ha cambiado ahora es el gobierno local, que no la norma, "está claro donde se halla la responsabilidad", dice. "Que responda el gobierno local", dice Barquero, que fue portavoz del gobierno socialista hasta junio.

Otras posibilidades

En el grupo mayoritario de la oposición, su portavoz, Gonzalo Pérez Jácome, reiteraba ayer que la utilización de bolardos es un sistema ya obsoleto, además de perjudicial para los vehículos por los daños que produce en ellos si sube antes de que hayan pasado. Por ello, y al margen de la conveniencia o no del cambio introducido en la ordenanza, plantea, bien la vuelta al control convencional, con multas a los coches que no tengan tarjeta de residente o de trabajo, o bien cámaras para un sistema de videovigilancia, que "fichen" las matrículas de los coches para que después puedan ser multados los que carezcan de permiso. De hecho, precisaba, la empresa gestora de los bolardos, Sice, propuso al gobierno local anterior la instalación gratuita de cámaras a cambio de que se le renovase la concesión, que actualmente está en precario; una propuesta que no llegó a prosperar.

Desde Ourense en Común, el concejal Miguel Doval también se muestra partidario de otras posibilidades que ya se emplean en diferentes ciudades, como la simple implantación de tarjetas magnéticas que registran al que accede al casco antiguo y detectan al infractor; causarían, dice, menos perjuicios que los bolardos. El problema, claro, señala, surge cuando, al amparo de la modificación de la ordenanza, que otorgó más tarjetas de residentes, se consiguieron identificadores para "amigos", pervirtiendo el acceso controlado a la zona monumental.

En cualquier caso, Doval enmarca el problema dentro de la Mesa de Mobilidade, que podría volver a reunirse antes de final de año y donde se planteará también el problema de gestión de la ORA y otras cuestiones como la peatonalización de calles en la ciudad o cambios en la dirección y sentido de la circulación rodada, que han propuesto colectivos y que es preciso debatir.

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