REPORTAJE

Ponga un vegano en su vida

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photo_camera Manuel Rolán y Carmen Méndez, en su casa de A Castiñeira, en el municipio de Montederramo.

La única casa rural vegana de España se encuentra en el Caserío de A Castiñeira, en el concello de Montederramo. Está regentada por Manuel Rolán y Carmen Méndez, una pareja que tuvo la suerte de hacer realidad sus sueños

Manuel Rolán se enamoró de la Ribeira Sacra “por sus paisajes de cuento, naturaleza en estado puro y por su gente acogedora”, y su amor por esta tierra no ha hecho más que crecer en los siete años que él y su mujer, Carmen Méndez, llevan al frente de la casa rural Caserío de A Castiñeira, en Montederramo (Ourense).

A Castiñeira es la única casa rural vegana de España, aseguran sus dos felices habitantes: “Actualmente somos la única casa de turismo rural vegana de España”, afirma Rolán, que explica que hay “algún hotel vegetariano, y algún albergue y casas de reposo vegetarianas, pero veganos y ecológicos 100% por ahora solo nosotros, aunque esperamos que el ejemplo se extienda, sería genial”. Rolán aclara, sin embargo, que su casa rural “no es exclusiva para veganos”. A la Castiñeira llegan personas de todo tipo, veganas y omnívoras, y todas son igual de bien recibidas… aunque en esta casa todo, absolutamente todo lo que se come es vegano y lo cocina Carmen Méndez, una “alquimista de la cocina”, en palabras de su marido: “Al probar nuestra cocina se sorprenden con su sabor y hasta nos piden las recetas”.

Viéndolos, emanando tanta felicidad, uno puede tener la tentación de creer que nacieron pegados a estos bosques de robles y castaños, alejados de la civilización. Pero no, Carmen y Manolo llegaron a la Castiñeira desde Monforte hace siete años casi por casualidad: “Buscábamos una casa alejada de un núcleo rural para poder disfrutar de más tranquilidad y que nuestros huéspedes, sobre todo los de salud, tuvieran la intimidad necesaria que solo en una casa rodeada de prados y montañas se podía encontrar. Montederramo fue casual, cosas del destino, nos gustó la zona en una visita a la Ribeira Sacra y más tarde mágicamente se nos apareció esta casa, que nos produjo un flechazo a ambos”. Desde entonces, reconocen contentos, les han ido bien las cosas. Frente al descalabro que la crisis supuso para muchas casas rurales, su negocio ha seguido funcionando.

No tienen la receta de la fórmula que garantice que una casa rural funcione, pero conocen algunos de sus ingredientes: “Es importante dar un servicio de calidad, próximo, amable, original y tener muy claro que esta es la casa del huésped, no la tuya propia. Es su momento especial, porque muchos llevan tiempo esperando alojarse aquí, y con dedicación y pasión debemos agradecer su estancia”.

“Si crees en lo que haces, lo amas y no temes reinventarte, aprender todos los días y mejorar, al final el camino se hace solo. Como el de las baldosas amarillas a Oz. Ser diferente a veces da miedo pero si persistes merece mucho la pena”, sentencia Rolán con ese tono de voz afable que lo caracteriza. Ni siquiera deja de ser encantador cuando se pone serio para puntualizar que “nuestra filosofía de vida vegana era y es un punto donde no hacemos concesiones: basamos nuestra vida en el respeto a todos los seres y de esa forma se concibió este proyecto”.

Gran parte de la “culpa” de esto la tiene Carmen Méndez, una mujer que se crece en la cocina, donde sus manos hacen magia. Podríamos definirla como una formadora y alumna eterna. Le cuesta hablar de sus logros, pero ya está su marido para hacer la lista: “Tiene un amplio currículo en nutrición terapéutica y ortomolecular, fitoterapia, homeopatía… Además, es profesora en el Máster de Medicina Natural que se imparte en la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela”.

Un lujo contar con una profesora de este nivel en los talleres que organizan en el Caserío da Castiñeira. Los más demandados son los de repostería… sin gluten, soja, lácteos, huevos ni azúcar. También tienen mucho éxito los de nutrición terapéutica centrados en patologías determinadas. Rolán explica que el más demandado de este tipo es “el taller de cocina para candidiasis y el anti-cáncer”. Méndez tiene una filosofía en la cocina: “Cocinar con con-Ciencia”.

Esta cocina fue una de las claves para conquistar a los alrededor de 450 corredores que reunieron este verano en su remota aldea para correr la I Caldelas Vegan Trail. Ya están preparando la segunda, dado el éxito de la primera edición: “Tuvimos participantes venidos de diversos países, como Portugal , Italia, Argentina, Alemania, Francia…”, relata Rolán, que recuerda que su vida como corredor “empezó de manera casual, preparando un sendero para que nuestros huéspedes pudieran acceder a diferentes rutas que no estaban despejadas. Para avanzar más rápido empecé a hacerlo corriendo en los tramos ya despejados… y ahí empezó todo”.

A quienes no conciben que un vegano pueda tener la misma resistencia física que un omnívoro corriendo, Manolo les explica que “un vegano mal alimentado tiene el mismo peligro que un omnívoro mal alimentado. De hecho, en los maratones de montaña me piden consejos nutricionales al ver mis trufas de algarroba, dátiles y frutos secos, o mis batidos verdes de frutas, verduras y agua de coco. Algo verán que estamos haciendo bien”. “Un vegano no es una persona que no puede comer casi nada, sino que es una persona que elige comer de determinada manera respetando una máxima: nada de productos que provengan de la explotación animal”, sentencia Rolán. Desde luego, con una cocinera como Carmen Méndez al lado sería indudablemente más fácil convertir en vegana a toda la humanidad.

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