El anuncio de la cadena de zapaterías orensana “Astro, Tanvi, Vitan”, responde a la realidad de cómo eran esas primeras botas de “media caña”
Pues no, no fue nada fácil atreverse a usar botas en los comienzos de los años sesenta. Eran unas botas anchas, altas, fuertotas, poco sofisticadas y sin ningún tipo de adorno. El anuncio de la cadena de zapaterías orensana “Astro, Tanvi, Vitan”, responde a la realidad de cómo eran esas primeras botas de “media caña”. Contemporáneas de la minifalda que compartía moda con las faldas largas hippis, ponerse botas en los primeros años sesenta suponía echarle valor. La que esto escribe recuerda la primera vez que se las puso, junto con Cruz Risco, la hija de don Vicente. Era en Madrid, en la Universidad. Lo más suave que nos gritaban era si íbamos a montar a caballo.
Más de un catedrático hizo chistes fáciles y la reacción de hombres y mujeres se movía entre la curiosidad, la admiración por nuestro atrevimiento y el rechazo total. Hay que recordar que en esos tiempos -principios de los sesenta- no estaba permitido ir con pantalones a clase a la Universidad. Posiblemente fueron esos años “difíciles” los que crearon en mí el actual rechazo que tengo por las botas. Vaya usted a saber.
