SUCESO

La prisión no comunicó a la Policía la huida del parricida

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photo_camera Pasillos en el interior de uno de los módulos de la prisión de Pereiro de Aguiar.

Instituciones Penitenciarias se escuda en que siguió el protocolo: alertar al tribunal sentenciador 

El preso Fernando Iglesias Espiño (63 años y oriundo de Pontevedra), condenado a 54 años de prisión por asesinar a su esposa y dos hijos en la capital grancanaria el 17 de octubre de 1996, no reingresó a la prisión de Pereiro a las 17.00 horas del pasado 13 de agosto. Pues bien, la Policía Nacional no conoció esta incidencia hasta días después. La Subdelegación del Gobierno de Ourense cuando se pronunció públicamente sobre este asunto -el pasado domingo- destacó que el no reingreso del día 13 "se puso en coñecemento de garda civil e policía nacional para a súa búsqueda e captura". Ayer declinó hablar de este tema.

Por su parte, fuentes próximas a la Comisaría de As Lagoas confirmaron a este diario que a la Policía Nacional, que ese mismo día 13 podría haber puesto en marcha el operativo de búsqueda y adelantar la investigación para dar con el paradero del parricida de Jinámar, "nadie le comunicó directamente la no reintegración al centro penitenciario del preso".

Desde Instituciones Penitenciarias precisaron que la cárcel ourensana siguió estrictamente el protocolo establecido para estos casos: "Comunicarlo al tribunal sentenciador", es decir, a la Audiencia de Las Palmas, para que sea la sala penal la que emita una orden de busca y captura por un delito de quebrantamiento de condena. Insisten en que el penal de Pereiro no es el organismo que debe trasladar este percance a las fuerzas de seguridad si bien, según pudo saber La Región, en otras ocasiones similares sí se hizo así, anteponiendo la efectividad de las gestiones y la coordinación a la burocracia.

Las órdenes de busca y captura dictadas por los juzgados y tribunales quedan grabada en las aplicaciones informáticas de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado de forma que si un agente, en cualquier lugar de España, realiza una identificación y consulta la base de datos conoce ya en ese momento si sobre el individuo en cuestión pesa una requisitoria.

En este caso concreto, este diario ha podido confirmar que hubo unos cuantos días -nadie quiere precisar cuántos- en que los agentes ourensanos desconocían que Iglesias Espiño figuraba como prófugo. La comisaría tuvo conocimiento de la incidencia por medios no oficiales y descarta que fuera por la prensa . 


La falta de un módulo hospitalario para presos, otra asignatura pendiente


Un hilo directo entre la prisión de Pereiro y las fuerzas de seguridad no es la única asignatura pendiente de Instituciones Penitenciarias. Desde noviembre de 2017, Ourense se ha convertido, según advierte el Sindicato Unificado de Policía (SUP), "en la única provincia de España con prisión en su territorio y sin un módulo de custodia hospitalaria". Es decir, la cárcel carece de un espacio específico -una Unidad de Acceso Restringido (UAR)- en el hospital público de referencia para ingresar a los internos que por enfermedad requieran una asistencia médica especializada.

Hasta el pasado año, estaba en el Hospital Santa María Nai: un módulo con puerta blindada y hasta una garita de vigilancia. Dejó de funcionar con motivo del cierre de la hospitalización en esas obsoletas  instalaciones y la apertura del nuevo edificio.

El hecho de que ahora los reclusos enfermos estén en habitaciones normales redunda, según el SUP, en la falta seguridad. El mobiliario no está fijado ni anclado al suelo, resulta fácil acceder a enchufes y fuentes eléctricas, las ventanas no están bloqueadas y hay puertas sin refuerzos.

A juicio de este sindicato, la autoridad sanitaria debería tomar cartas en el asunto  y derivar la asistencia a los reclusos a otra unidad de acceso restringido dentro de su ámbito competencia, es decir, a otras provincias próximas (Lugo y Pontevedra) en tanto que actualmente "no se pueden ofrecer las debidas garantías a los pacientes, usuarios, visitas y trabajadores". Este mismo año, según dice,  un penado destrozó la habitación 730 e intentó fugarse.

Por ahora, el SUP ha pedido la mediación de distintas autoridades, pero sin resultados.


Fernando Iglesias: enfermo de corazón y malas  compañías


Los investigadores creen que el autor de uno de los crímenes más macabros de la crónica negra de las islas Canarias ya no está en Ourense y que contó con la ayuda de personas del entorno carcelario (conocidos en la prisión).

Una de las hipótesis barajadas fue que no reingresó a prisión por motivos ajenos a sus voluntad, aunque esta vía está actualmente descartada. Iglesias Espiño tiene problemas cardiacos que le han dado ya algún susto. Esta opción estuvo presente,además, porque el prófugo ya había disfrutado con anterioridad de otros permisos y estaba clasificado en tercer grado, en régimen abierto, lo que le permitía salir todos los fines de semana, según apuntó la Subdelegación del Gobierno en su nota de prensa.

Aunque fue condenado a 54 años, el Código Penal contempla un máximo de 25 , por lo que la pena expiraba el 9 de octubre de 2021.

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