CRÓNICA

Laura, una venezolana recién llegada a Ourense: "¿Qué comen mis hijos allá?"

María Laura, emigrante venezolana en Ourense
photo_camera María Laura Contreras sonríe durante la entrevista..

Ella acaba de llegar con su hija, ya escolarizada, y su bebé pequeño. Vuelven gracias a que su marido vino a Ourense a principios de año y con dos trabajos a la espalda los ha podido traer. Con esfuerzo, Ourense recompensa.

Son un motivo para la satisfacción de los ourensanos. Una provincia que en tiempos fue exportadora de personas a Venezuela, ahora está siendo capaz de agradecer los servicios prestados. No solo acoge a los que se van huyendo de un país sumido en una miseria progresiva, sino que es capaz de darles una oportunidad. 

Es el caso de María Laura Contreras, quien hace poco más de un mes –el pasado 23 de septiembre– pudo, por fin, reencontrarse con su marido, Edilio Álvarez, que había llegado el 31 de enero de este año sin nada en la mochila y que con la sola intención de traerse a María Laura y sus dos hijos del otro lado del charco. 


Buscándose la vida


"Ahora estamos vendiendo los dos carros (coches) que teníamos allá, para ver si podemos tener alguno acá. De momento, estamos en un piso de alquiler y no me puedo quejar. A veces echo en falta mi país, pero cuando pongo las cosas en la balanza, y veo que mi hija puede ir al parque, veo que no podíamos hacer otra cosa", explica Contreras.

Su marido llegó sin nada y, gracias a Cáritas, enseguida pudo disponer de una vivienda y se le facilitó la búsqueda de un empleo. Ahora ha conseguido otro trabajo en una empresa desarrolladora de software, tras comenzar como teleoperador, y pudo hacer realidad el sueño por el que llegó a Ourense, comprarle el pasaje a su mujer y sus retoños.

"Antes no teníamos los recursos económicos para comprar los vuelos. Y ahora pudimos hacerlo", señala Contreras. Aún así, no fue fácil, y el viaje se convirtió en una auténtica odisea. "Venezuela tiene un convenio con Turquía, por lo que una compañía turca ha abierto vuelos económicos. Viajamos desde nuestro país a Estambul y de ahí a Oporto", relata. 


Superación


Ella y su marido son ejemplo de lo que es llegar a Ourense sin ningún tipo de nexo histórico con la provincia. Su esposo tenía familiares en Canarias, mientras que ella es oriunda de Venezuela. De momento, volver no es la opción. Aquí su hijo pequeño puede vivir: "No pones en riesgo la salud y educación de los niños". Su hijo pequeño es intolerante a la lactosa y acá puede acceder a productos adecuados. "Allá salía del trabajo, buscaba a los niños en el colegio y no volvía a salir de casa por miedo", confiesa. 

Además, recuerda que en los últimos meses "ya no podíamos comprar los productos. ¿Qué alimentación podían tener mis hijos allá?".  No ve futuro. "En la universidad, están impartiendo clases incluso estudiantes del último año de carrera ante la falta de profesores", continúa. Acá, además, está recibiendo el cariño de la gente, sobre todo de los que atienden la oficina del venezolano, que ya les ofrecieron ropa de invierno para su pequeño bebé. Y es que la comunidad venezolana está en plena recogida de ropa de invierno poder ayudar a sus compatriotas para superar la época de mayor frío del año. 

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