ANIVERSARIO

Ramona del Río, medio siglo de anguilas con pimientos

Reportaje casa silvino (Untes)
14-8-17
photo_camera Ramona del Río, su hija Pepita y su sobrina nieta Beatriz.

“Seguiré hasta que pueda, para qué voy a dejarlo si aquí tengo mi casa y mi vida", subraya la cocinera jefa del restaurante Silvino, en Untes, que a los 87 años sigue al pie de los fogones 

La familia. La familia aglutinada en torno a la figura de Ramona del Río, 87 años, más de 50 en los fogones del restaurante Silvino, en Untes. Da miedo preguntar cuántos platos de anguilas con pimientos habrá cocinado. Y los que le quedan. La cocina es su territorio y allí ella decide.

Pasan unos minutos del mediodía y Ramona está relajada. Lo suyo es la cocina, no le hace mucha gracia sentarse frente a un cuaderno y un boli y menos aún prestarse a una sesión de fotos. A regañadientes accede. No es hora de comer todavía y al fin rebobina para recordar. "Llevo toda la vida en este negocio. Antes, mi marido y yo tuvimos una sastrería, trabajábamos día y noche. Luego decidimos abrir este restaurante". "Lleva tantos años en la cocina porque le pone corazón", tercia su única hija, Pepita Caride. "Ese es su único secreto". 

Porque hablar de Untes es hablar de anguilas. Pero también de jamón o cordero. "Yo hago lo que me manden, si tengo que hacer una carne cocida, la hago; si tengo que asar un jamón, lo aso; si tengo que cocinar un cordero, lo cocino", puntualiza Ramona, que muy niña se quedó sin madre y hace ya mucho también que enviudó. 

La vida es mucho más sencilla en el 2017 que cuando empezó el negocio allá por los sesenta. Ahora, un proveedor trae las anguilas, antes iba Ramona en persona a por ellas. Para eso tuvo que sacarse el carnet de conducir, "a la primera", remarca. "Luego me compré un coche porque me tenía que buscar la vida. Iba a buscar las anguilas a Vigo y a Pontevedra por la noche. Volvíamos y empezaba el trabajo", rememora. "Es muy bonito ver ahora todo florido, pero para llegar a esto hay que pasarlo. La vida de ahora no tiene comparación con la de antes", recalca Ramona.  "Es una mujer muy insistente, muy valiente y decidida", apostilla su hija Pepita.

"Los primeros documentos que tenemos son de 1964", asegura Beatriz, sobrina nieta de Ramona. "Seguiré hasta que pueda, ¿para qué voy a dejarlo si aquí tengo mi casa y mi vida? Aquí disfruto", subraya Ramona, que aprendió a cocinar "mirando como lo hacían otras. Es la mejor manera, hasta que eres tú la que lo hace". 

“Es una luchadora"

Ramona superó hace diez años una operación de corazón. "Es una luchadora", enfatiza su hija. "Aquí todos trabajamos para ella, es la que manda. Nosotros obedecemos ¿Orgullosa de ella? Todo lo que diga se queda corto", cierra.

Lejos queda el homenaje a Arsenio Iglesias, no tanto la última visita de clientes ilustres como Sergio Pazos. "El año pasado ya fue bueno, pero este está siendo mejor todavía", remacha Beatriz. 

Madre, hija, sobrina y sobrina nieta, los cuatro pilares del negocio

"Si tratas bien a la gente, la gente te trata bien a ti". Es la máxima con la que se ha conducido Ramona toda la vida. "¿Anécdotas, recuerdos? Seguro que muchas y muchos, pero lo mejor es no tener ninguno en especial porque eso quiere decir que hemos estado dia tras día saliendo adelante", refiere la jefa de cocina. 

Su sobrina nieta Beatriz Paz revolotea por el local. Sirve unas cervezas y en cuanto puede se une a la conversación. Resuelve bien y a la vez tiene buena memoria, tanta para recordar, incluso, de qué año son los primeros documentos del bar. "Este siempre ha sido un negocio muy familiar, que te permite ir tirando. Hemos dejado atrás tiempos duros, la construcción de la autovía y la crisis económica la notamos, mucho. Pero hemos remontado y estamos teniendo un verano de locos", subraya. "Ayer, (por el domingo), por ejemplo, no cerramos hasta las dos de la mañana, ya sabe, hasta que se va el último", 

Falta otro de los pilares del restaurante, Fina Caride, sobrina de Ramona, madre de Beatriz. Entre todas consiguen que Untes no se caiga del mapa, entre todas consiguen que las anguilas con pimientos sigan siendo el plato estrella. "Es raro que el que entra aquí no te pida anguilas, son muchos años y el boca a boca hace mucho". 

Van a dar la una de la tarde y ahora sí, Ramona se centra en lo suyo. Así uno tras otro porque "apenas cerramos dos o tres días al año". 

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