PROVINCIA

El rural mejora servicios con ayuda de las inversiones de los comuneros

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photo_camera Un pista polideportiva construida en Campobecerros (Castrelo do Val) con la ayuda de la comunidad de montes.

La mitad de la superficie forestal ourensana está en manos de comunidades de montes cada vez más concienciadas

Las comunidades de montes de la provincia están en pleno proceso de recuperación y se erigen como el futuro para sacar rédito al bosque, no solo en el campo económico, sino también en el ámbito de la recuperación de los terrenos abandonados. Por ello, los comuneros colaboran en proyectos de recuperación de terrenos y en la construcción de infraestructuras locales en muchos concellos.

Actualmente, 277.000 hectáreas de las más de 577.000 de superficie forestal que hay en la provincia están en manos de los comuneros, lo que da buena cuenta de la importancia de las iniciativas de los mismos para conservar el paraje natural ourensano.

Las zonas con más extensión de monte comunal son Verín-Viana (con 93.500 ha) y A Limia y Valdeorras, (con más de 60.000 hectáreas comunales en cada una). En total, hay más de un millar de comunidades de montes en la provincia, aunque parte de ellas continúan inactivas.

Las que funcionan, mantienen proyectos que sacan rentabilidad al monte. Un ejemplo es la comunidad de montes de Río-Caldo Xurés, que colaboró hace unos años en la mejora de la red de agua potable de la zona, con el dinero obtenido de la madera vendida de los montes en mano común. "Ultimamente non temos feito cortas, porque estamos cortando a madeira queimada, cuxos beneficios a lei obriga a reinvestir en plantacións no 100%", explica Domingo Rodríguez, presidente de los comuneros de esta zona.

En el concello de Castrelo do Val, donde más desarrollada está la figura de la comunidad de montes, estas también están muy activas y han contribuido a la mejora de decenas de infraestructuras públicas. En Campobecerros, los montes comunales ocupan una extensión de 2.304 hectáreas con altitudes entre 800 a 1200 metros y están prácticamente repoblados en su mayoría con pinus sylvestris, aunque también hay castaños carballos, abedules... "Temos un Plan de Ordenación do Monte", subraya Xosé Barxa, presidente de la comunidad.

"As comunidades de montes teñen hoxe un papel relevante na economía dos pobos e se usan os recursos adecuadamente pódense crear postos de traballo e frear o descenso poboacional", destaca Barxa. Realizan en el monte actividades culturales y para mejoras en la superficie forestal –hay que tener en cuenta que la ley prevé usar el 40% de los beneficios en mejoras en el monte, con podas, desbroces o repoblaciones–.

"Tamén usamos os cartos para obras sociais", indica, como arreglo de calles, depósitos y pozos para agua potable, parques biosaludables, piscina fluvial... La puesta en valor del monte la han completado con la organización de una andaina desde hace dos años que transcurre en los alrededores de la Serra do Invernadoiro.

También en Castrelo do Val, en la aldea de Pepín, colaboran en el desarrollo local. "El 40% se reinvierte en el monte, y el otro 60% es el que queda para invertir en otras obras", señala Alberto Piñeiro. En 2017 realizaron un parque infantil en la aldea "aprovechando subvenciones del Plan Leader", añade.

La contribución de los comuneros también se da en Oímbra, donde la comunidad de montes funciona. "Téñense feito moitas obras, como o centro social, o tanatorio, o arranxo de igrexas...", relata Maribel Pardo, la presidenta del ente desde hace de medio año. Todos los arreglos se acometen gracias a donativos, beneficios de la venta de madera y subvenciones. 

Montes en man común con planes propios

Los comuneros con explotaciones agroganaderas que precisen terreno para sus explotaciones tendrán un derecho preferente de acceso a partir de ahora a los montes comunales que estén en desuso, lo que supone una oportunidad para seguir creciendo su actividad. Muchos de ellos pasarán a estar accesibles en el Banco de Terras, para uso y disfrute de los comuneros más activos. 

En la gran mayoría de los casos, los montes comunales cuentan planes de regulación propios elaborados por la comunidad, lo que genera una mayor posibilidad de obtener réditos, ya que la gestión individualizada acaba, en muchos casos, en el abandono de los terrenos. Algunas comunidades de montes incluso se plantean crear su banco de tierras particular, como en Río Caldo-O Xurés. "Temos en previsión un proxecto para intentar integrar mediante algunha negociación as terras da comarca que estean en desuso e son pasto da maleza. Claro que para iso, o principal sería que a Administración vixiase máis a quen non cumpre a obriga de limpar as fincas cheas de maleza, así serán máis proclives a deixalas en mans de outros", dice Domingo Rodríguez. Este proyecto está pendiente de ser aprobado, habida cuenta las decisiones de los comuneros se toman siempre en asamblea, y de forma consensuada. 

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