CONFERENCIA

“Ser de A Ponte otorga carácter"

A Ponte
photo_camera Vista aérea de A Ponte, entre la línea de tren y la zona de As Termas, en los años 50. (Foto cedida por Rafael Salgado.)

La historiadora y exprofesora del Instituto Blanco Amor Ángeles Castro hablará este jueves en A Troya sobre la evolución del barrio ourensano en la segunda mitad del siglo pasado

Los mayores de A Ponte todavía hablan de "ir a Ourense" cuando se desplazan al centro de la ciudad. "Ser de A Ponte imprime carácter", opina Ángeles Castro, historiadora y exprofesora del Instituto Eduardo Blanco Amor. Este jueves hablará, a partir de las 20,00 horas en A Troya, sobre la evolución del barrio, en una actividad organizada por Via Vella. "Será una charla breve y quiero que me interrumpan, que seguro que los que vienen saben más que yo del tema", comenta.
Natural de Carballiño, la maestra aterrizó al otro lado del río en los años 60, después de casarse con un pontino. "Pero mis primeros recuerdos son de los años 40, cuando visitaba a unos tíos que vivían en la calle del Cuartel -actual Ribeira de Canedo-", explica.

Por aquel entonces, A Ponte era todavía "muy pequeñito". En el Puente Romano -Puente Viejo- había circulación y fielatos que cobraban un impuesto a la entrada. Cuando se mudó al barrio, en los 60, se encontró un lugar en efervescencia, donde se construían cada vez más viviendas y cuya población aumentaba considerablemente. "No hacía falta salir de A Ponte, había de todo", dice.

"En los terrenos de la antigua estación de tren estaba el taller-escuela (IES 12 de Octubre), la Escuela Normal (CEIP de Prácticas) y, a partir el año 67, el Instituto Masculino (IES Blanco Amor)", explica. Castro, que formó parte del claustro inicial del Masculino, recuerda un centro "rompedor" e "integrador" con profesores de "gran calidad". Por otro, habla de la estación de tren: "Lo que llevó al desarrollo de A Ponte fue la estación. Por eso creo que los pontinos tienen que partirse el lomo para ver cómo queda la nueva estación".

Además, Castro menciona la importancia de la Praza de Abastos: "Nos abastecía de todo, era una maravilla. La verdad es que no entiendo por qué está cerrada". La parroquia, regentada por don Jesús, suponía la otra pata de la sociedad pontina: "Era integrador, que no integrista, del conjunto de los ciudadanos; le llamaban el cura comunista". 

Te puede interesar