SAN VALENTÍN

Las tenazas que cortan el amor en Ourense

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photo_camera Candados que las parejas cuelgan en la pasarela de Outariz. Llegó a tener muchos más.

La leyenda que un escritor de novelas juveniles exportó al mundo en forma de candados de amor tiene a los tortolitos ourensanos de puente en puente sellando romances que los operarios del Concello cortan por lo sano

Es San Valentín y un operario del Concello se acuerda del escritor de bestsellers para adolescentes Federico Moccia. Piensa en él tenaza en mano. Outariz, Oira, la pasarela del Barbaña y hasta el Milenio: el ourensano enamorado encuentra en la ciudad de los puentes el rincón perfecto para colgar el llamado "candado del amor", un ritual que el autor italiano de romances de bolsillo exportó al mundo. Para desgracia de los puentes.

"Tengo ganas de ti" es el título del libro en el que dos jóvenes sellan su compromiso con un candado en el Puente Milvio de Roma, el más antiguo de la ciudad, tirando la llave al río como final de película. Aquella pócima literaria del amor eterno, que nació en 2006, se convirtió en una plaga peligrosa que también llegó a Ourense. 

15 kilos de amor en Outariz

La pasarela que lleva a uno de los atractivos de la ciudad, las termas de Outariz, tardó un poco más en unirse a la moda italiana. Poco. Es difícil encontrar en las barandillas metálicas inscripciones anteriores a 2016 en los "candados del amor". La primera posibilidad: parejas efímeras. La segunda: el operario de las tenazas. "Non hai regularidade nas veces que se quitan, a frecuencia márcaa o número deles que se poida acumular. Cando hai, córtanse", sentencia el concejal de Infraestructuras, José Araújo. 

Romper estos símbolos de amor tiene un motivo. Las autoridades políticas de ciudades como Praga, París o Florencia tomaron medidas por el riesgo que supone la concentración de estas cerraduras, además del dilema estético. "Es el fin de los candados", dijo un desesperado Bruno Julliard, vicealcalde de París, hace un par de años. Una barandilla se había derrumbado en un puente de la capital francesa por el peso de los candados. La estampa en Ourense no se parece, ni de lejos, a la de estas urbes.

"Alba y Erik, 22 de enero de 2017", reza en rotulador negro uno de los candados. Es de los que mejor lucen. Con típex, un par de ellos en los que cuesta adivinar el nombre de los protagonistas. "Made in China", se lee en otros menos románticos que se han escapado a las tenazas del operario. El óxido, mientras tanto, colorea el puente. 

"Este verano se quitaron en la pasarala de Outariz y en la de Oira entre 60 y 80 candados. Aproximadamente, unos 15 kilos", indican desde el Concello.

Mucho peso y poca estética

"Los candados son para otras cosas y no es adecuado colocarlos en las barandas de los puentes, entre otras cosas por falta de estética, exceso de peso y aumento de mantenimiento. El amor a tu pareja se demuestra de otras maneras. ¿Qué tal un sentido beso diario?",  propone el presidente del Colegio Oficial de Arquitectos de Ourense, Alberto de Paula. En los riesgos que suponen para estructuras como la pasarela de Outariz o la de Oira coincide el edil José Araújo.

Al puente que lleva a las termas le han salido competidores en la ciudad debido a la retirada de estos símbolos del amor. Las parejas fieles a la leyenda del escritor italiano aprovechan cualquier rincón para revelarse contra las tenazas. 

El rojo pasión de la antigua pasarela del Barbaña fue durante mucho tiempo el objetivo de los tortolitos ourensanos. La nueva, teñida de gris, parece que atrae menos: seis candados del amor cuelgan en los laterales de la estructura metálica. "Rivera, Eva, Candela", dice uno. "Queen &Quing. Love. Mi mejor. 11 de septiembre de 2017", se lee en otro que aprovecha el espacio al máximo. A los puentes se suma un enemigo, viejo conocido: las pintadas cutres que nada tienen que ver con el arte urbano. 

¿Y del Miño y las llaves que navegan por sus aguas quién se preocupa? "Tirar obxectos que non son biodegradables supón contaminación, é un impacto máis que se suma aos verquidos. O amor e o medio ambiente non teñen porque estar reñidos", indica María Durán desde Amigos da Terra. Feliz San Valentín. 

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