EN CLAVE

El trenecito y el rural, claro

Si el rural ha perdido hasta los curas ya no tiene fuerzas para retener el autobús. Tampoco tiene resuello para denunciar que los políticos que dicen apostar por la aldea están firmando su certificado de defunción.

Lunes, 17 - El Pulitzer contra este fuego eterno

Los ciclos informativos nos llevan invariablemente a hablar de los temporales en el invierno y de los incendios en el verano. Pero los extremos ya se tocan, como aseguró el matemático Pascal. Ya contamos que arde en el invierno y caen lluvias torrenciales en el verano. Anda dando las últimas bocanadas abril, el de las aguas mil, con los termómetros haciendo rally por encima de los 30 grados. Vendrá mayo y nos obligará a echarnos el sayo hasta el 40, en vez de lucir la rebequita. El periódico, sensible a la cada vez más madrugadora oleada de fuegos, recogía un informe de la fiscalía que alertaba sobre el aumento de lo que llamó fuegos catastróficos. Yo ya no me creo que nadie se alarme por la voracidad incendiaria. De ser así no estaríamos con la misma cantinela desde hace 40 años, sin soluciones y con las mismas masas forestales devastadas decenas de veces. Solo queda denunciarlo una y mil veces, como hizo Art Cullen, ganador del premio Pulitzer al artículo editorial. Él y su hermano John, se frotaron los ojos, incrédulos, cuando se enteraron del premio. Gestionan un pequeño diario digital llamado The Storm Lake Times de Iowa y torció el pulso a los grandes medios denunciando los abusos de grandes compañías agrícolas. Su ejemplo debería llevarnos a denunciar también aquí, con toda la artillería, la maldición incendiaria. Ya no por merecer un Pulitzer, sino por salvar a Ourense de las llamas. Pero para salvarnos de este fuego eterno debe haber preocupación social. Y no la hay.

Martes, 18 - El discurso de las contradicciones 

El periódico mantuvo esta semana un serial informativo sobre el agujero negro del rural, una terrible sima que intentamos tapar con contradicciones, un páramo que nos persigue y al que le recetamos chanzas. Más pronto que tarde se cerrarán líneas de autobús, como antes las estaciones de tren, las escuelas, los consultorios médicos, el cuartel de la Guardia Civil. Claro, no hay gente, y si no la hay, tampoco se mantienen los servicios. Es la lógica del razonamiento simple. El discurso político argumenta la defensa a ultranza de eso tan horrible que se llama "fijar población" mientras por la comisura de los labios se le escapa la orden de cerrar todos los servicios hasta la rendición del rural. Durante la semana el periódico aportó varios puntos de vista sobre lo difícil que es mantener todo aquello que se aleja del cinturón urbano. Y nos permitió ver la carencia de alternativas ni por el gobierno ni por la oposición, ya obesa de tanta abulia. 

Miércoles, 19 - Ganar el progreso, cosa de media hora

Y de nuevo entretenidos en la fecha del AVE, sus dineros, la variante exterior y si se pierde media hora con un trazado provisional. Reflexiones útiles todas ellas. Ojalá, no obstante, que el desarrollo de Ourense se solucionase con media hora de tren por la diferencia entre ir por el trazado de la vergüenza o como un tiro por la vía del AVE. Entrará el tren en Ourense y aún no habremos definido una estrategia para su aprovechamiento. Eso sí será una vergüenza.

Jueves, 20 - Comparaciones odiosas, claro

Algún cargo publico comparó esta semana la riqueza termal de Ourense con la de Budapest. Bueno, pues vamos a ver. La capital húngara explota sus aguas desde la antigua Roma, durante la dominación turca se construyeron sus mejores balnearios, entre los siglos XVI y XVII. En Ourense hubo cierto esplendor con las casas de baño hace casi un siglo y, por supuesto, las mandamos a paseo. Su cultura termal es histórica, la nuestra empieza por meter los pies en una poza. Su declaración como ciudad balnearia es de 1934, aquí tenemos el eslogan de Ourense, provincia termal desde hace una temporadita. Sus recintos termales forman parte del imaginario público, aquí empezamos con los que hizo Benigno Moure al frente de la Fundación San Rosendo. Su balneario Gellert es un icono y ha salido en medios de todo el mundo, aquí la TVG conecta desde Outariz  en el Telexornal cuando hace un día de calor. Su tradición termal lleva a que haya un sinfín de servicios y empresas asociados al termalismo, aquí tenemos el Tren das Termas, una vieja cárcel que se cae a pedazos sobre un tesoro con agua a 70 grados, mientras a su lado un pedregal es hoy el monumento a la especulación urbanística. Su potencial termal se mide en 118 manantiales con más de 70 millones de litros de agua termal, aquí tiramos cinco millones de litros cada día. Sus precios son variados y puedes pasar el día en balneario de Szcehenyi por 16 euros y un montón de servicios, aquí nadie deja un euro, ni las autocaravanas ni los excursionistas. Ah, se me olvidaba, allí cada ciudadano tiene claro que esa es una de sus fuentes de desarrollo, aquí estamos esperando que alguien nos saque de la crisis.

Viernes, 21 - Llega la Miteu, el telón de la vida

Pero Ourense levanta el telón un año más. Llega la Mostra Internacional de Teatro Universitaro, la Miteu, que un año más sale a nuestro encuentro. Sale para ver la cara B de la vida, desnuda los dobladillos del alma. La vida es un teatro pero con un reparto deplorable, dijo Oscar Wilde. O no, podríamos enmendarle. Llega la Miteu. Que pase, sea bienvenida.

Sábado, 22 - Se vende para ir tirando un poco más

La Cámara de Comercio pone en venta su sede para ir tirando. Como el jugador que pone sobre el tapete las llaves de casa para seguir apostando. La entidad, tan soberbia en tiempos, tan humilde hoy, lucha contra el anochecer que le persigue sin tregua. Cree que en la venta está la solución y que unirse a la CEO, que vive en la acera de enfrente, es la solución. La Cámara quiere tener a la CEO como compañera de piso, pero cada uno a su bola; amigos sin siquiera derecho a roce. Curioso, porque otra cosa no habrá entre ambas entidades, pero roces... Los de la Praza das Damas han presentado candidatura para cuatro años más, los de la avenida de la Habana, cuelgan el cartel de se vende. Así viven, contradiciendo a las matemáticas: dividiéndose creen sumar. 

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