DESASTRE MEDIOAMBIENTAL

Los vertidos y la canalización del Barbaña bloquean su recuperación

photo_camera Algunos de los peces aparecidos muertos hace una semana (Foto: José Paz)

Los naturalistas advierten de que la contaminación destruye al completo las cadenas alimentarias del ecosistema del río 

Hace unos días, el Barbaña volvía a ser el protagonista de un nuevo desastre medioambiental que provocaba la muerte de cientos de pe- ces. Pese a que, según los informes técnicos, las aguas se encontraban dentro de los parámetros de PH que establece la Confederación Hidro- gráfica del Miño-Sil (CHMS) y la causa de esta mortandad masiva es todavía una incógnita, numerosos colectivos ecologistas han criticado el evidente maltrato al que está sien- do sometido desde hace años, seña- lando principalmente a los vertidos procedentes, según sus sospechas, de las naves industriales del Polígo- no de San Cibrao.

Precisamente, los peces han sido las grandes víctimas de la polución a la que se ve sometido regularmente el Barbaña, un río al que la industrialización del entorno colindante a su caudal ha causado daños medioambientales irreparables.

Alberto Rivero Saeta, natura- lista ourensano especializado en la investigación de la fauna de la provincia, critica que la presencia de pe- ces muertos en este río "se produce cada veinte días", algo que no fre- na el "increíble potencial" que tiene el Barbaña. Aunque algunos de los productos químicos vertidos en el río son sustancias tan letales como la sosa cáustica, que acaban con toda forma de vida de la zona, con el paso de los días las aguas vuelven a estar pobladas. "Los peces no aparecen de repente en el Barbaña, sino que remontan desde el río Miño para desovar".

Años atrás, se retiraron todas las represas existentes en el tramo final del Barbaña, con el objetivo de que especies pudiesen nadar río arriba para poner sus huevos. "Es un fenómeno habitual que las especies que viven en ríos de gran caudal vayan a desovar a ríos menores, y el Barbaña es uno de ellos", apunta Rivero Saeta. Sin embargo, la construcción de presas en tramos superiores del río ya provocó un importante descenso en el número de peces que acudían a realizar este ciclo vital.

Los vertidos mortales para la fau- na del río no sólo causan la muerte de una especie concreta sino también de sus depredadores. "Los peces se alimentan de fitoplancton del agua, que es el primero que muere en un vertido", explica el naturalista. Por su parte, la desaparición de los peces u otros organismos que habitan en el agua también elimina el alimen- to de sus depredadores, que se ven obligados a buscar otros puntos de captura.

"Dependiendo del tipo de vertido, a veces la vegetación se ve muy afectada, con lo que está matando a todos los anfibios que hay en la cuenca", lamenta Alberto Rivero, que sentencia que "desde hace años no hay ranas en el Barbaña". Años atrás, especies como la rana verde (Pelophylax perezi) o la patilarga (Rana iberica), poblaron la cuenca del río, hasta que la destrucción de su hábi- tat vegetal las desplazó.

Las plantas más afectadas por la contaminación son las algas, cuya presencia, además de ser un indica- dor de la calidad de las aguas, per- mite oxigenarlas. "Otra vegetación acuática, como los juncos o las espa- dañas filtran el agua con sus raíces, que retienen los metales pesados. Si un vertido lleva plomo, níquel o azu- fre, estas plantas ayudan a limpiar el río", explica Alberto Rivero.

CANAL IMPERMEABLE

El naturalista critica que la actual situación en la que se encuentra el río lo ha convertido "en un canal imper- meable". Esto impide que las plantas apenas tengan profundidad de terreno para arraigar. "Con el río ca- nalizado sólo tienen 20 centímetros, mientras que si se tratase de un río normal hablaríamos de metros", lamenta Alberto Rivero, quien explica que si las plantas pudiesen asentar- semejorenelentornofluvial,"ten- drían mayor capacidad a la hora de controlar los vertidos".

No obstante, Rivero matiza que "el principal problema sigue estando desde los años 80 en el Polígono de San Cibrao, cuya depuradora es deficitaria para la amplia zona industrial que tiene que depurar". "Tal como está el sistema de alcantarillado de San Cibrao es imposible determinar qué empresa provoca los vertidos", lamenta, señalando que el río "es recuperable". "Si se recuperó Aznalcóllar, en el Barbaña tam- bién es posible", indica para resal- tar a continuación "la apatía de las autoridades.

Te puede interesar