El sector critica la escasa reacción de las administraciones cuando la plaga estaba localizada
El avistamiento este jueves de un nido de avispa asiática (Vespa velutina) en un manzano de Melón ha instalado la sensación de amenaza entre los apicultores ourensanos, ante la posibilidad de que esta especie invasora comience a incrementar su presencia en la provincia.
Pese a que no se han detectado por el momento más nidos de avispa asiática en territorio ourensano, se ha producido un aumento de las falsas alarmas por supuestos avisperos invasores, debido a la facilidad con la que este insecto se confunde con el avispón europeo (Vespa crabro), autóctono de Galicia. El miedo de los apicultores de la provincia se sustenta en lo ya acontecido en el País Vasco y en diversas regiones de Francia, donde la acción de la avispa asiática redujo el número de colmenas en un porcentaje que ronda el 10% e incluso el 20%, lo que desembocó en importantes pérdidas económicas para diversos sectores del campo, ya que la avispa invasora basa su alimentación en insectos como la abeja o frutas como la uva.
Tal como explica el apicultor ourensano Román Cid, "o problema xurdiu porque ao principio non se fixo nada". "Os niños de vespa asiática estaban moi localizados en zonas de Lugo e entre Vigo e Portugal, e eses focos puideron ser exterminados en dous ou tres meses", lamenta, señalando que "ata chega a falarse da presenza desta vespa por Zamora".
Desde el sector se apela a la prudencia a la hora de reaccionar ante la presencia de un posible nido invasor. En caso de detectar uno, lo aconsejable es ponerse en contacto con los técnicos de la Asociación Galega de Apicultura (AGA) o de la Consellería de Medio Ambiente para que se hagan cargo del avispero, ya que acometerlos de día podría hacer que se disperse la plaga.
Según sostiene Román Cid, esta amenaza obligará al sector apícola a cambiar los métodos de trabajo en las colmenas. "Atacan sobre todo en agosto e setembro, e nesa época debemos contar con enxames fortes para que a asiática teña dificultades para destruílos", explica el apicultor. A esta estrategia se le suma el empleo de trampas, como una "nasa" creada con una botella llena de cerveza y vino blanco, que atrae al insecto depredador y del que tiene mucha dificultad para salir.
