PROVINCIA

Un encierro contra el coste de la tasa del agua

El malestar entre los vecinos fue en aumento y el Concello de mutuo acuerdo con la empresa Aquagest rescindía el contrato, pasando el servicio a ser municipal

Los quebraderos de cabeza empezaron para los vecinos de Punxín cuando en febrero de 2011 el Concello detectaba arsénico en un pozo de Ourantes, por cuyo motivo fue sellado, hasta que la empresa adjudicataria del servicio procedía a abrirlo de nuevo al año siguiente. Eso llevó a los vecinos a realizar sus propios análisis detectando arsénico en toda la captación. En consecuencia, no pudieron utilizar el agua de la traída hasta octubre de 2012 en que se instalaba una planta de depuración.

Sin embargo, los problemas no cesaron porque también se descubrió la contaminación en los pueblos de Vilar y Ventosela en 2013, por cuyo motivo el Concello empezó a suministrar a ambas localidades garrafas de agua hasta que se realizó una conexión con la red de Ourantes. "É absurdo que se estuvera dando agua en garrafas durante uns catro meses cando só habería que encher o depósito cunha cisterna que deberían ter as institucións dispoñible para estas emerxencias", señalaba Joaquín Moldes.

El malestar entre los vecinos fue en aumento y el Concello de mutuo acuerdo con la empresa Aquagest rescindía el contrato, pasando el servicio a ser municipal. Pero los vecinos no se conformaron porque pese a tomar esa medida, las autoridades locales mantuvieron la misma tasa, que los usuarios consideran excesiva. Como el alcalde, Manuel Vázquez, se negó a bajar el precio, iniciaban un encierro en la Casa Consistorial que se prolongó durante 20 días. Al mismo tiempo, presentaban toda la documentación relativa a la gestión del agua ante la juez Pilar de Lara.

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