INCENDIOS FORESTALES

El monte calcinado en nueve meses ronda las mil hectáreas

El peor mes fue mayo y las comarcas más damnificadas fueron las de Valdeorras y Monterrei

En el mes de mayo, tras cuatro importantes incendios forestales que calcinaron 322 hectáreas en A Gudiña, Irixo, Melón y Rubiá, todo apuntaba a un verano pasado por humo. Pero la meteorología finalmente dio un respiro a los montes ourensanos que, a falta de 10 días para que concluya la época de máximo riesgo, han pasado un verano sin precedentes, con sólo dos fuegos desde que comenzó el periodo crítico (a partir del 1 de julio) de más de 20 hectáreas.

Así, según se desprende de los datos facilitados por Medio Rural, durante los meses del estío, sólo hubo dos registros importantes: el fuego que calcinó en Candeda (Carballeda de Valdeorras) 60 hectáreas a finales de agosto y las 32 de Cadavos (A Mezquita) a comienzos de septiembre.

En total, la Xunta comunicó nueve incendios desde enero, casi todos en mayo, además de los dos del verano, otro de 80 hectáreas en el mes de marzo (Carballeda de Valdeorras) y dos en Rubiá en el mes de junio, que amenazaron y hasta rozaron la Serra de A Lastra. Todos ellos consumieron 626 hectáreas que, sumando aquellos otros fuegos de los que el Gobierno gallego no comunica por ser de escasa envergadura, podrían rondar las 1.000, según cuantifican fuentes de los servicios de extinción (no oficiales). Estos últimos tuvieron una especial significación en agosto, sobre todo en los concellos de Vilardevós (Terroso) y Monterrei (Vilaza), movilizando a un importante número de medios aéreos.

En cuanto a los municipios más afectados, destaca Rubiá, en Valdeorras, en donde ardieron 235 hectáreas el 5 de mayo a consecuencia de un fuego con tres puntos iniciado en Oulego (León), atribuido a labores de pastoreo, que no se atajó en esa comunidad.

Los servicios de extinción aseguran que en Valdeorras los incendios atribuidos al pastoreo, otrora habituales en el Macizo Central, están dejando paso "a rivalidades vecinales por cuestiones de los cotos de caza o las quemas al lado de viñedos para ahuyentar al jabalí cuando la vid brota (en la zona de O Bolo)".

Pese a la bonanza del verano, los trabajadores forestales se muestran contrarios a los triunfalismos y advierten que no se puede bajar la guardia. "Ha sido un verano excepcional, ayudado por la meteorología, pero en otoño puede haber jaleo con las heladas cuando se seque la vegetación", dice un veterano profesional del servicio contraincendios.

Hasta la fecha, desde que existen registros en 1976, el año con menos fuegos en Galicia fue 1977 con 3.913 hectáreas, por ahora no superadas en lo que va de año.

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