DEMOGRAFÍA

La población juvenil cayó en más de 15.000 personas en la provincia en una década

Los sectores económicos claman por fomentar el emprendimiento, actitudes críticas y reivindicativas, suelo industrial barato o un estudio serio en el que se analicen las potencialidades del rural.

En los últimos diez años (2005-2014), la población ourensana situada en la franja de edad de 20 a 34 años es la que con mayor intensidad ha sufrido la caída generalizada de habitantes. De los 65.710 jóvenes empadronados en la provincia en 2005, en la actualidad quedan sólo 50.150 (15.560 menos en total), según los datos hechos públicos esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE), referidos al padrón municipal a 1 de enero de 2014.

El fenómeno de la emigración, a otras provincias españolas o al extranjero, se esconde detrás de esta preocupante situación, que va a más cada año. De hecho, del descenso de 864 personas de este grupo de edad entre los años 2004 y 2005, se ha pasado a los casi 2.500 menos entre el 1 de enero de 2013 y el 1 de enero de 2014, último dato contabilizado en los padrones municipales por el INE.

En lo referente a otros grupos de edad la situación es muy diferente. Así, en la población ourensana de entre 0 y 14 años, la destinada a garantizar el relevo generacional siempre y cuando no se interponga en el camino la emigración, el descenso en esta última década ha sido menos pronunciado: de los 32.579 niños y adolescentes contabilizados en 2005 se ha pasado a los 31.427 de este año (una caída de 1.152 personas).

Más significativa aún es la evolución de la población de mayor edad pero aún en activo, la comprendida entre los 50 y los 64 años. En este grupo se ha producido un destacable aumento durante los diez años de referencia: de los 63.563 empadronados en 2005, en la actualidad son 65.000 (1.437 personas más).

La sangría demográfica, según comenta el presidente de la Confederación de Empresarios de Ourense, José Manuel Pérez Canal, exige mentalización para invertir tendencias endémicamente enquistadas y un "cambio importante de mentalidad en todos los sectores, políticos incluidos" para que los jóvenes vean un futuro interesante".

Los sectores económicos de la provincia tienen claro que la clave está en evitar "que los jóvenes cojan el tren que los lleva a trabajar fuera", según sostiene Lois Babarro, presidente del Círculo de Jóvenes Empresarios. Para él, resulta básico que instituciones públicas y privadas hagan un esfuerzo al unísono "para fomentar el emprendimiento". A juicio de Babarro, no sólo hacen falta medidas que apuesten por la investigación y el desarrollo, sino apoyar a la empresas locales y "darles ciertas preferencia para que crezcan en temas como, por ejemplo, las adjudicaciones".

Pero también hay voces que entonan el "mea culpa". El presidente de la Cámara de Comercio, Celso Barbosa, cree que falta espíritu reivindicativo en la provincia porque "peleamos poco lo nuestro". Barbosa parte de la premisa de que históricamente las administraciones y gobiernos han pasado de largo por Ourense, pero cree que el futuro también es responsabilidad de los ourensanos, incluidos los más jóvenes, a quienes anima a quedarse "y a emprender en su tierra".

Destaca además el sinsentido de que los fondos para el desarrollo de la UE se le concedan a Galicia por la situación de Ourense y Lugo, y, sin embargo, las grandes inversiones vayan a la costa.

Benito Iglesias, quien preside la Asociación de Empresarios Inmobiliarios, cree que la clave de la evolución demográfica no está en un aumento de la natalidad "sino en atraer población que fije su residencia en la provincia, y eso sólo se consigue generando empleo estable y de calidad" cuya herramienta sería el suelo industrial a bajo coste. Clama por políticas económicas de choque que propicien la creación de nuevas empresas (ahora hay 22.694) así como la potenciación de la ciudad como aglutinador de la población. "Ourense es una de las tres ciudades gallegas con más de 100.000 habitantes, concretamente 107.542, de los cuales 101.972 son españoles y 5.560 extranjeros", resalta.

Un estudio serio en el que se evalúen las posibilidades de la provincia es lo que echa en falta el presidente de la Federación de Comerciantes de Ourense, Aurelio Gómez Villar. Y este análisis, incide, no se pude obviar el medio rural y sus muchas posibilidades "para la agricultura, la ganadería o incluso algo muy de moda ahora mismo como son los cultivos ecológicos".

El presidente de la Diputación, José Manuel Baltar, ve en el termalismo una opción de futuro porque, según razona, "vender a provincia é unha cuestión que semella fundamental". "O Plan Termal pode ser, sen dúbida, un freo para esa lacra de descenso demográfico. É un labor que debemos facer entre todos, que non se quede en simple palabrería, senón con actuacións que fagan ver que hai unha aposta decidida por frear esta situación".

La diputada autonómica del BNG Tereixa Paz advierte que no existen recetas milagrosas para invertir una tendencia tan arraigada pero tiene claro que el futuro se escribirá si existe "un plan que puña en valor os sectores nos que temos potencialidades e nos que se podería asentar un tecido productivo a media escala". Un ejemplo en positivo sería lo que ocurre en O Ribeiro con la uva o en A Limica con la patata, mientras que en Celanova o Maceda, por contra, las explotaciones lácteas de antaño desaparecieron en su práctica totalidad.

Esa apuesta por los sectores productivos también la defiende la parlamentaria socialista Laura Seara. Echa en falta una especie de análisis estratégico que ataque al corazón de esos sectores para que "sean innovadores y competitivos". Para ella, el gran problema hasta hora es el "parcheo de soluciones", reivindicando una discriminación positiva porque "no se pueden tratar igual a los desiguales".

Seara reivindica políticas de estado que impulsen medidas sociales que fomenten la natalidad haciendo más fácil la conciliación laboral y familiar.

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