PAPELES DEL ROCK

Hyde Park 1968-2018: de hippies a hipsters

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photo_camera Los festivales de Hyde Park siguen siendo reclamo de muchos turistas y londinenses amantes de la musica.

El primer Hyde Park Free Concert tuvo lugar el 29 de junio de 1968 a las 3 de la tarde y los cabezas de cartel del festival fueron Pink Floyd

Más allá de los turistas de fin de semana ocasionales, el viajero que quiere realmente conocer Londres no puede dejar de adentrarse en Hyde Park. Enclavado en pleno corazón de la capital británica ha sido durante décadas el lugar de recreo, esparcimiento y relax de millones de londinenses cada vez que llega la primavera o el verano y los largos, nublados y lluviosos inviernos ingleses que dan pie a los primeros días soleados. 

A mediados de los años 60, dentro de toda la metamorfosis que sufrió el Reino Unido tras la eclosión del Swinging London y el establecimiento del pop y de rock como nueva cultura urbana, Pink Floyd pensaron que podía ser una buena idea aprovechar esas inmensas extensiones de terreno del parque para organizar grandes festivales de rock al aire libre. La experiencia del Monterey Pop Festival de junio de 1967 había sido un éxito cuya repercusión se hizo mundial, y ellos quisieron, al igual que Lou Adler y John Philips en California, promover conciertos de ese tipo en Londres. Y de tal suerte, Syd Barrett, Nick Mason, Roger Waters y Richard Wright, los cuatro miembros originales de Pink Floyd con Peter Jenner y Andrew King crearon a comienzos de 1968 Blackhill Enterprises, una empresa para organizar grandes festivales de rock veraniegos en Hyde Park, siempre con la condición de que fueran gratuitos. 
El primer Hyde Park Free Concert tuvo lugar el 29 de junio de 1968 a las 3 de la tarde y los cabezas de cartel del festival fueron Pink Floyd, acompañados de Tyrannosaurus Rex, Roy Harper y Jethro Tull.

La experiencia fue un éxito rotundo, la organización fue perfecta y la prensa escribió unánimemente páginas y páginas de elogios a las bandas, al público y a los organizadores. El celebre disk-jockey radiofónico y periodista inglés John Peel afirmó que “fue uno de los conciertos más agradables y placenteros en los que he estado en toda mi vida” y el batería de Pink Floyd, Nick Mason, recordaba: “Fue maravilloso porque a pesar de que vino muchísima gente, el ambiente y la atmósfera eran muy familiares, parecía más un día de picnic que un mini-Woodstock”.  

Ante el éxito de la iniciativa, exactamente un mes más tarde, el 28 de julio se organizó un segundo concierto en el que participaron Traffic, The Nice, Pretty Things, The Action y  Juniors Eyes, en el que se duplicó la asistencia y de nuevo, toda la prensa y los medios se volcaron con esta iniciativa. Paradójicamente, muy poco tiempo después Blackhill Enterprises estuvo a punto de desaparecer, pues cuando Syd Barrett se marchó de Pink Floyd el resto de miembros del grupo se desvincularon del proyecto, que se quedó en manos de Jenner y King, quienes a la sazón se hicieron también agencia de management  y llegaron a llevar al propio Syd Barrett además de a Marc Bolan -quien conoció a su esposa, June Child, mientras trabajaba como secretaria de Blackhill- la Edgar Broughton Band, Kevin Ayers, The Clash, Ian Dury y Roy Harper. Pero en modo alguno dejaron de trabajar activamente en los conciertos gratuitos; el 24 de agosto de 1968 se celebraba un tercer Free Concert en Hyde Park con una cartel compuesto por Eclection, The Deviants, Family, Roy Harper, Fairport Convention, Fleetwood Mac, Stefan Grossman, Peter Sarstedt y Ten Years After. Y ya casi en otoño, el cuarto concierto el 28 de septiembre, con Roy Harper, The Action,The Move,The Strawbs, Clouds y Pete Brown.

Los conciertos crecieron en notoriedad y asistencia pero mantuvieron siempre el espíritu colaborativo y comunitario propio de la época. Las bandas no estaban separadas de la multitud, había mucha mezcla de gentes de diferentes gustos, estilos y personalidades y muy poca presencia policial. Todo esto cambiaría en 1969 a medida que los conciertos aumentaban en intensidad y convocatoria, pero ese espíritu nunca desapareció de los Hyde Park Free Concerts

La actuación de Blind Faith del 7 de junio de 1969 fue la que recordaríamos si los Stones no hubieran organizado allí el emotivo concierto de homenaje y despedida a Brian Jones el 5 de julio de 1969. Tanto el multitudinario concierto que presentaba en Inglaterra a ese efímero súper grupo con Eric Clapton, Ginger Baker, Steve Winwood y Ric Grech surgido de las cenizas de Cream -concierto recientemente editado en DVD-  como el histórico show de los Rolling Stones lanzaron los festivales de Hyde Park ya como una tradición en el verano musical londinense y a lo largo de lo años siguientes se celebraron en ese marco eventos verdaderamente espectaculares, tales como el concierto de Pink Floyd del 18 de julio de 1970 o el gran show de los norteamericanos Grand Funk Railroad teloneados por Humble Pie el 3 de julio de 1971. 

Estos fueron los últimos grandes conciertos gratuitos celebrados en Hyde Park. Por un lado, el fracaso económico y el desastre organizativo que supuso el Festival de la isla de Wight en agosto de 1970 hicieron a muchos managers volverse muy reacios a participar en grandes eventos al aire libre y a pesar de que la organización de estos shows era impecable, Blackhill ya no volvió a encontrar la misma buena disposición de antaño en la mayoría de las agencias de booking. Unido esto a los problemas burocráticos que la municipalidad empezó a poner a la organización de estos conciertos, la iniciativa murió en 1972. 
En los últimos años, aunque muy alejados del espíritu original de los Hyde Park Free Concerts, se han vuelto a montar grandes festivales de verano al aire libre en el mismo histórico recinto. Se ponen en marcha bajo la denominación “British Summer Time” y su organización corre a cargo de Anschutz Entertainment Group (AEG), compaña estadounidense de eventos deportivos y musicales en todo el mundo, subsidiaria de The Anschutz Corporation, la mayor propietaria de equipos de futbol, basket, futbol americano y baseball del mundo y la segunda más importante en el mundo de la música detrás de Live Nation. Posee y opera además recintos como el Staples Center, el StubHub Center, el XL Center y el Rentschler Field en Estados Unidos, mientras que en Inglaterra, posee el Manchester Arena y actualmente opera el O2 de Londres, que incluye un estadio con capacidad para 20,000 personas. Como parte del desarrollo del O2, Anschutz también compró la compañía de servicios fluviales de Londres, Thames Clipper, y apoyó el desarrollo de la cercana David Beckham Academy, que también tiene una sucursal en el Home Depot Center. 

Dividido en cuatro zonas cada una de ellas con su correspondiente escenario, en el verano de 2013 volvieron a montar festivales, ya no gratuitos, sino de pago, en ocasiones con precios ciertamente elevados y en su regreso, volvieron a lo grande; de nuevo los Rolling Stones en Hyde Park en su gira de 50 aniversario rememorando el mítico show del 69 con la presencia del propio Mick Taylor. Estos show son la base del disco en directo y DVD 'Sweet Summer Sun'. 

Desde entonces, los eventos del British Summer Time se han mantenido en un alto nivel, teniendo como protagonistas entre otros en su edición de 2014 a Arcade Fire, Black Sabbath o Neil Young & Crazy Horse, o a The Who en 2015. Este mismo verano, por un lado Roger Waters con su sensacional espectáculo ha sido otro de los protagonistas precisamente junto a Eric Clapton, de quien se dice que haya hecho allí probablemente su última actuación en directo. ¿Se cumple así la teoría del eterno retorno?

En Hyde Park en los años 60 los conciertos fueron gratuitos y se concibieron como una manifestación de fraternidad y solidaridad entre los jóvenes que querían cambiar su mundo a través de su música. En 2018 son de pago y la invasiva y constante presencia de publicidad de ordenadores, coches de alta gama o redes sociales junto a interminables puestos de comida basura, bebidas energéticas y telefonía móvil los ha convertido en una suerte de parque temático del consumismo mas desbordado. Quizá sea el signo de los tiempos...

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