Perder el miedo a volar es la asignatura que muchos tratan de aprobar a marchas forzadas durante el período estival.
Lo cierto es que una de cada tres personas padece esta fobia, de modo que no es tan raro que nos topemos con un compañero de vuelo algo estresado ante la perspectiva de emprender el viaje, tal y como nos cuenta de manera simpática el portal de viajes Rumbo. Un pasajero ansioso y lleno de temores por volar puede resultar un pésimo compañero de vuelo para el resto del pasaje. De hecho, su pánico puede llegar a contagiarse.
A pesar de que el avión está reconocido como el medio de transporte más seguro, es común padecer una ansiedad que puede generar limitaciones laborales, personales y familiares.
Este miedo, según explica el psicólogo Fernando Azor, se debe a que el pasajero carece de la sensación de control que sí que tiene al conducir un coche donde el conductor es dueño de sus movimientos y depende de sí mismo.
Así, muchas aerolíneas espabiladas, conscientes de que un pasajero con aerofobia es un cliente menos, ofrecen cursos para ayudar a superar este temor. Aunque estos programas no son ninguna novedad, pues la primera en percatarse de esta realidad fue la ya extinta Pam Am, en 1975.
A veces este miedo a volar es fruto de atentados tan impactantes como el que se vivió en las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001. Lo cierto es que estos hechos supusieron un varapalo económico para las aerolíneas, pues el temor a que se repitiera un suceso similar motivó que el negocio se resintiera. En concreto, se redujo el 80 % de los vuelos y los despidos masivos se repitieron en todas las compañías. Así, US Airways recortó 11.000 puestos de trabajo y Continental, 12.000.
Con todo, las aerolíneas no dudan en tender una mano a los pasajeros que sufren este temor independientemente del motivo. En concreto, British Airlines se jacta de haber ayudado a 45.000 pasajeros en los últimos 25 años e incluso oferta cursos especialmente concebidos para niños. Desafortunadamente, perder el miedo a volar no es gratis y estos programas difícilmente bajan de los 400 euros, aunque también se ofrecen cursos online gratuitos.
Por supuesto, no solo las aerolíneas disponen de oferta, pues también encontramos clínicas especializadas en ansiedad que trabajan en este ámbito. Así, los profesionales indagan para conocer el origen del trauma y, a partir de este punto, tratan al paciente. Las probabilidades de éxito son bastante altas.
