El servicio de la Guardia Civil tienen más trabajo durante el verano donde muchos aficionados al senderismo se quedan atrapados o perdidos
La montaña no es un lugar para disfrutar solo en invierno, sino que en verano es cuando aumenta el número de aficionados y así lo refleja el incremento de rescates que tiene que realizar el Greim de la Guardia Civil, en la mayoría de los casos por "accidentes fortuitos".
En un simulacro de rescate presenciado en el Parque Nacional de los Picos de Europa, el responsable del Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) de la Guardia Civil en esa zona, Miguel Martínez, explica que sus operaciones aumentan porque ahora "todo el mundo hace montaña".
Sin embargo, el Greim no achaca el incremento de su trabajo en verano a imprudencias, sino a "accidentes fortuitos" que les ocurren a los aficionados, que pueden ser "desde críos hasta gente mayor", añade otro miembro de este grupo, Carlos Villar.
En lo que va de verano, los efectivos del Greim de Potes (Cantabria) han realizado "unas nueve o diez" intervenciones, a las que acuden -alertados desde el Servicio de Emergencias 112 o directamente desde el número de emergencias de la Guardia Civil, 062,- un mínimo de dos miembros de este cuerpo, aunque en las operaciones más complejas se puede requerir la colaboración de hasta cuatro o cinco agentes de montaña.
Los Greim procuran no llevar consigo más carga de la necesaria para realizar los rescates de montañeros de forma efectiva, y transportan solo el material imprescindible, de tal forma que el peso les permita ir todo lo rápido que sea posible y "ponerse en marcha en 10 minutos".
Aun así, los agentes del Greim cargan en sus salidas con grandes mochilas en las que nunca faltan cuerdas, arneses, cascos, taladros para fijar las cuerdas en la roca, o, incluso, una camilla, y en algunos casos una pértiga.
La pértiga, que permite a los Greim movilizarse desde las cumbres sin chocar con las rocas en los descensos, no es habitual en sus operaciones debido a la dificultad para transportarla por su peso, pero en algunas ocasiones, es necesaria para "salvar paredes totalmente verticales o cortados".
En el caso de las intervenciones en cuevas para el rescate de espeleólogos, las operaciones no tienen "ni punto de comparación" con las que realizan en vías ferratas o en la superficie de la montaña, ya que un rescate en el interior de una cavidad puede suponer desde uno a cinco días trabajando dentro para sacar al accidentado.
Y, al contrario, en la montaña, hablar de un rescate es hablar de "horas".
Carlos Villar reconoce que, pese a que son más escasos, en invierno los rescates suelen ser "más difíciles y mucho peores", además de más prolongados en el tiempo debido a la meteorología y a la menor estabilidad del terreno.
En invierno, por encima de las operaciones de rescate, la mayor ocupación del Greim es "prestar servicio de orden público" en la estación de esquí de Alto Campoo.
Aunque también, apunta, realizan actuaciones de aprovisionamiento de pueblos que quedan aislados por la nieve, que no son tan frecuentes "como parece" y no se llevan a cabo todos los años. "Lo que pasa es que salen en la televisión", precisa el agente Villar.
