La suerte se ha servido en los bares y ha viajado en tren y en autobús

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photo_camera Santi, el propietario de la croissantería Tresols de Gava, muestra su alegría por haber repartido parte del segundo premio de la Lotería de Navidad. (EFE)

Una de las principales anécdotas la ha protagonizado el propio Gordo, que ha sido el penúltimo premio en salir, a la una de tarde, en medio de la impaciencia de todos por conocer el número más deseado del año

Muchos de los millones que hoy han repartido los bombos de la Lotería de Navidad han viajado en tren y autobús, ya que algunos grandes premios se han vendido a pasajeros en estaciones, pero también la suerte se ha servido en muchos bares españoles, como auguraba el anuncio de este año.

Una de las principales anécdotas la ha protagonizado el propio Gordo, que ha sido el penúltimo premio en salir, a la una de tarde -cuatro horas después de que comenzara el sorteo-, en medio de la impaciencia de todos por conocer el número más deseado del año.

"Parece el anuncio de la Lotería", ha dicho el propietario del bar Tresols de Gavà, Santi Noguera, al conocer que ha repartido parte del segundo premio -92.845- entre los vecinos de esta localidad barcelonesa, que compró en la administración número 36 de L'Hospitalet.

También en Madrid, el restaurante El Mentidero ha repartido parte de la lluvia de millones del Gordo -13.437- entre sus 40 trabajadores, que se han ido a celebrarlo.

Otro bar, el situado en una residencia de ancianos de la pedanía de Armunia (León), ha vendido un cuarto de la lotería -07.617- en uno de los barrios más desfavorecidos de la capital.

La responsable del establecimiento, Jessica García, ha explicado que ha repartido la suerte entre los usuarios de la residencia, que adquirió en la administración 17 de Armunia, que también ha distribuido "muchos décimos" entre las numerosas personas de etnia gitana que residen en la zona.

Como éstos, numerosos bares de la geografía española, como el Gil, en el Vendrell (Tarragona); Las Gemelas, de Escatrón (Zaragoza), o la cafetería Nelson de Lleida, han llenado los bolsillos de sus clientes de millones y alegría.


Pero la suerte también ha tocado el hombro a los usuarios de trenes y autobuses.

El primer gran premio del sorteo en salir, un quinto -46.984- fue vendido en la estación de trenes de Atocha, en la zona del AVE, que ha dejado a trabajadores y viajeros 14 millones de euros.

Las administraciones de loterías situadas en las estaciones de autobús madrileñas, de Méndez Álvaro -donde se ha vendido un cuarto y quinto premio- y en el Intercambiador de la Avenida de América, también han sido tocadas por la suerte.

De los 60 millones repartidos en ventanilla en el intercambiador de Avenida de América -del 92.845-, 20 millones han viajado a Extremadura de la mano de un vendedor.

La gasolinera de Tenerife, que vendió íntegramente el año pasado el segundo premio, ha vuelto a ser llamada por la suerte, pero menos que el año pasado.

Su propietario, José Miguel González, bien podría haber sido protagonista del anuncio de este año. Todas las navidades intercambiaba décimos con un cliente, pero el año pasado éste no fue a recogerlos y aún así le entregó uno de los boletos reservados cuando comprobó que había sido premiado.

Otra de las anécdotas se ha quedado en Bronchales (Teruel) el pueblo del hombre que empotró un coche en la sede del PP, donde se ha vendido la suerte en un supermercado.

Protagonista también ha sido el número 00.000, que ha sorprendido a los que seguían el sorteo en directo, cuando los niños de San Ildefonso -Maguette Fall y Jhon David Andía- lo cantaron al resultar premiado con una pedrea.

Horas antes, casi al comienzo del sorteo, Maguette había centrado la atención al pararse durante unos segundos y llorar, cuando le traicionaron los nervios por no poder pronunciar uno de los números.

"Ay, no me sale", dijo la niña, quien animada por sus compañeros y uno de los responsables de Loterías continuó cantando los números del sorteo.

Entre esos números estaba el del dueño de una administración de Córdoba, quien decidió comprar ayer por la noche en un terminal de su establecimiento dos décimos que han sido agraciados.

Y los sueños a veces se cumplen, y si no que se lo digan a una joven de 21 años de Málaga, a quien le ha tocado el segundo premio. Soñó con la terminación y anoche compró un décimo en la administración del padre de una amiga suya tras asegurarse a sí misma: "Yo no me acuesto sin comprarlo".

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