PAPELES DEL ROCK

El tiempo en una botella: recordando a Jim Croce

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photo_camera Un trágico accidente de avión truncó la carrera musical de Jim Croce justo cuando el éxito empezaba a llamar a su puerta.

Músico que desde un punto de vista creativo muy personal, amalgamó en sus canciones la poesía, el rock, el country y el blues

En su estimulante y excelente blog Placenta del Universo, que desde estos Papeles del Rock recomiendo sinceramente, mi amigo y compañero de muchas batallas así como magnífico actor Carlos Olalla, escribió en una entrada dedicada a Jim Croce coincidiendo con el 40 aniversario de su muerte: “Jim era una persona cálida, próxima, sencilla y abierta, una persona que tenía gran facilidad para hacer amigos. Fueron muchos los que tuvo en su vida. Cuando murió, una de ellas, Patti Dahlstrom le compuso esta gran canción, 'Sending My Good Thoughts To You”. En esta canción, Patti Dahlstrom decía: “Quedarse aquí, aguantar aquí, es la parte más dura del camino / los sentimientos no cambian / todas las cosas que planeamos ya nunca podremos hacerlas / y yo estoy aquí, enviando mis buenos pensamientos hacia ti”. 

Este pasado 20 de septiembre se han cumplido 45 años de la muerte en un desgraciado accidente de avión de Jim Croce, un músico que desde un punto de vista creativo muy personal, amalgamó en sus canciones la poesía, el rock, el country y el blues. No era Bob Dylan, no era Leonard Cohen, pero tenía acordes, versos y sonoridades de ambos, como las tenía también de Gordon Lightfoot, Donovan, Pete Seeger y Woody Guthrie. Ese clásico cantante urbano americano, el equivalente a los que en España hemos conocido como convencionalmente como cantautor, pero con esa influencia, matizada si se quiere, pero siempre presente del rock. Baste escuchar aquella maravilla titulada "Top Hat Bar & Grill" de su último disco de 1973, "I Got A Name" para hacerse una idea de lo que trato de explicar. 

Nacido en Pensylavania hijo de emigrantes italianos, aunque estudió psicología en la Universidad de Villanova su vocación fue siempre la música, tanto como diskjockey -hizo varios programas de música a comienzos de los 60 en la radio de la universidad, la WXVU- como en su faceta de artista, uniéndose a un grupo de rock de estudiantes llamado The Villanova Spires, el primero de muchos en los que estuvo hasta que obtuvo su licenciatura en 1965. A lo largo de esa etapa vivió dos acontecimientos que marcaron profundamente su personalidad en la música, uno de ellos el viaje que a través de un programa cultural de intercambio entre universidades, pudo hacer en 1963 a Yugoslavia, África y Oriente medio con su grupo para conocer otros modos de vida, otras realidades, otras formas de sentir, un experiencia a la que siempre se refirió como una de las más impactantes que experimentó en su vida. 

El otro acontecimiento, conocer a la que sería la mujer de su vida, Ingrid Jacobson, por la cual se convirtió al judaísmo para poder casarse con ella según el rito hebreo y con la que en los primeros años de su trayectoria semi-profesional formó un dúo para tocar en bares de country, restaurantes y pequeños clubes. “Hacían un tipo de folk rock acústico, en ocasiones muy bluesero que no era nada distinto de lo que hacían otros músicos de su estilo, pero lo cierto es que Jim le otorgaba una personalidad especial, tenía eso que distingue a un gran artista de los miles que lo intentan toda su vida y se quedan toda su vida esperando la oportunidad que nunca les llegará” dijo de él Wolfman Jack.  De esta época data su primer disco, 'Facets'.

De hecho la pareja, llegó a debutar discográficamente con un segundo larga duración en 1968 bajo etiqueta Capitol Records, 'Jim & Ingrid Croce', que les sirvió para recorrer en gira todo el país, pero que comercialmente pasó completamente inadvertido. En 1969 Jim dejó temporalmente la música y trabajó como transportista conductor de camiones, otra experiencia, otra forma de vivir la carretera que le inspiraría tiempo después muchas de las ideas de sus mejores canciones, como la famosa “Big Wheel”. 

 No fue hasta finales de 1970 cuando Jim Croce consideró la posibilidad de volver a intentar hacerse una carrera en la música. A raíz de un encuentro casual con un viejo compañero de estudios, el productor discográfico Joe Salviuolo, éste le presentó al guitarrista y teclista Maury Muehleisen, el cual le animó a intentarlo de nuevo, tanto que formó un grupo con él. Salviuolo contactó con el que había sido el productor de su fallido debut de 1968, Tommy West y le enseñó las maquetas que grabaron a lo largo de 1971. Capitol no creyó esta vez en una segunda intentona, pero sí la ABC Records, que por la insistencia de Tommy West firmó un contrato a Jim a finales de 1971 para grabar tres discos. 

El primero de esta nueva etapa apareció en el mercado en abril de 1972 con el título de 'You Don´t Mess Around With Jim' y aunque no puede decirse que fuera un gran éxito, permitió a nuestro hombre dejar los camiones, los trabajos en la construcción y poder dedicarse profesionalmente a la música y establecerse con Ingrid a vivir en San Diego, California. En este álbum se incluiría una de sus canciones más conocidas, la legendaria “Time In A Bottle”, que todavía hoy suena frecuentemente en las emisoras de radio de rock clásico americanas. Apenas un año más tarde, ese rock suave, melódico, con historias entrañables y cercanas de la vida cotidiana, con su cálida guitarra y su personal voz, llegará a lo más alto de su popularidad merced a su famosísimo álbum 'Life And Times' y a su celebérrimo single “Bad, Bad Leroy Brown”, que a finales de abril de 1973 era nº1 en las listas oficiales de ventas de Canadá, nº7 de la lista de singles de la revista Billboard y alcanzando tal repercusión en Europa que giró por el viejo continente en aquel verano recorriendo Inglaterra, Irlanda, Francia, Holanda y Suiza. 

De vuelta a los USA, en agosto de 1973 empezó a aparecer en los programas de televisión de mayor audiencia en todo el país, haciendo que las ventas de sus discos se multiplicaran hasta tal punto que le presionaron no solo para hacer giras permanentes por toda América, volver a Inglaterra y grabar un nuevo disco de estudio más, que registró en los The Hit Factory Studios de Nueva York entre el 25 de agosto y el 13 de septiembre de 1973. 

 Por desgracia, Jim no vivió para ver editado este disco, 'I Got A Name' ni para ver el inmenso éxito que obtuvo el single que daba título a este álbum, que mostraba a un Jim Croce que había adquirido una madurez musical impresionante y que dejó en este trabajo quizá sus mejores composiciones. El 20 de septiembre, cuando Jim reemprendía con su grupo su gira tras acabar la grabación del álbum, el avión Beechcraft E18S que habían alquilado para viajar a Texas desde Louisiana, donde habían tocado la noche anterior para dar un concierto en el Austin College, no tomó suficiente altura en el despegue y parece ser que debido a la niebla, chocó contra un árbol cuando apenas había levantado unos metros del suelo. La aeronave estalló, se incendió y todos sus ocupantes fallecieron. Días más tarde, Jim Croce fue enterrado en el Parque conmemorativo de su ciudad natal, Frazer, en Pensylvania. A las 24 horas de su muerte, el 21 de septiembre, se puso a la venta el single de adelanto de aquel disco, “I Got A Name”. 

 En el estribillo de esta canción, se decía: “Moviéndome por la carretera, rodando por la carretera / Avanzando para que la vida no me pase por encima”. Tristes y proféticas palabras de un músico cuya memoria, cuyas canciones y cuya gran personalidad merece la pena recordar en el 45 aniversario de su desaparición.

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