Viajar, la mejor terapia para este siglo XXI

Campanda

Apenas ha pasado una semana desde que sufrimos el último Blue Monday. Es decir, el día más triste del año según la fórmula matemática creada por el psicólogo Cliff en la que se suman diferentes variables como son el agobio existencial, el síndrome posvacacional, junto al temido aprieto económico de la cuesta de enero.

Pero por lo que parece y después de la emocionante Navidad, todos nos arrepentimos por no haber conseguido nuestros objetivos otro año más. Igualmente, el invierno con su falta de luz, colabora a que nos sintamos aún más deprimidos. Por esta razón, planear un viaje es una gran terapia, ya que nos ayudará a combatir la apatía en la que nos vemos inmersos durante estos gélidos meses.

La Ruta 66, una opción para los más aventureros

¿Qué tendrá esta famosa ruta que engancha a miles de turistas cada año? Quizás sea la sensación de conocer la América profunda conduciendo por sus áridos paisajes durante más de 3.000 km. Para otros, simplemente es una oportunidad para conocer el sueño americano a través de los moteles y cafés al más puro estilo años 50. 

Quizás, los más cinéfilos de la sala busquen sentirse protagonistas de una película del aclamado director Quentin Tarantino por un momento. Cabe destacar el ambiente Kitsch que se respira durante toda la Ruta. Sin embargo, hay que ir preparado para conducir en los EEUU. Sobre todo, ser conscientes de que cada estado tiene sus propias leyes y límites de velocidad. 

Por otro lado, es muy importante saber cómo actuar si nos para la policía. En primer lugar, no salir del coche si no nos lo piden y no hacer movimientos bruscos para bajar la ventanilla. En segundo lugar, es conveniente tener los papeles del vehículo, así como nuestro pasaporte y carnet de conducir a mano. En EEUU no es buena idea tener los documentos guardados en la guantera. Si este fuera tu caso pide permiso al agente antes de cogerlos. 

En este sentido, la Ruta 66 en sus múltiples vertientes se adapta a todo tipo de edades y experiencias. Desde un viaje de amigas en un coche descapotable rindiendo un homenaje a la mítica pareja ‘Thelma y Louise’, o una aventura más salvaje conduciendo encima de una Harley Davison al más puro estilo ‘Born to be Wild’. 

Por otra parte, también encontramos una versión de ‘familia renovada’ con un largo viaje en autocaravana de la mano de Jennifer Aniston en ‘Somos los Miller’. No obstante, si finalmente nos decantáramos por un viaje familiar habrá que tener en cuenta que los principales gastos de nuestro presupuesto serán: gasolina, comida, campings, y el alquiler de la autocaravana en sí. 

Respecto a la gasolina, una autocaravana consume aproximadamente 25 litros cada 100 kilómetros, por lo que es recomendable llenar el depósito a menudo para evitar quedarse tirado en medio del gigantesco desierto. 

Del mismo modo, es aconsejable reservar previamente plaza para dormir en el camping y llenar de agua las reservas de la autocaravana, así como no olvidar vaciar las aguas negras. Este proceso habrá que repetirlo cada 3 días. El alquiler de la misma se puede realizar a través de la Red en páginas web como la de Campanda, en la que disponen de diferentes modelos como puede ser la Capuchina, Camper, o integral. Además, aceptan mascotas y el servicio de atención al cliente es en castellano. 

Al final y al cabo, no importa tanto ni el destino ni el presupuesto ni con quién decidamos viajar. El simple hecho de poder salir de nuestra monotonía nos da vida y nos inspira. Así lo afirma el divulgador científico Bill Bryson: “la recompensa y el lujo más grande de viajar es poder experimentar cosas como si fuera la primera vez, estar en una posición en la que casi nada nos es tan familiar como para darlo por sentado”. 

Viajar es una forma de encontrarnos a nosotros mismos, o incluso de reencontrarnos con nuestra familia, o con nuestra pareja. Sin lugar a dudas es un buen momento para ganar una perspectiva vital y afianzar nuestras relaciones. Si por ahora estás buscando una aventura solitaria siempre puedes ir al Zagreb a probar el “Subspace”, un hotel con cápsulas espaciales en lugar de habitaciones. Inspirado en la película de ‘Avatar’ y con un ambiente modernista creado por el pintor Tomislav Bundek, el precio por habitación fuera de temporada varia entre los 15 y 27 euros la noche. Quizás sea un buen lugar para comenzar la terapia.

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