Voluntarios, padrinos y perros se convierten en peregrinos por un día

Voluntarios y padrinos de la Fundación Refugio de Animales realizan la última etapa del Camino de Santiago
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Voluntarios y padrinos de la Fundación Refugio de Animales han realizado la última etapa del Camino de Santiago, acompañados de un grupo de perros que residen en las instalaciones de Bando

Voluntarios y padrinos de la Fundación Refugio de Animales se han vestido hoy de peregrinos para realizar la última etapa del Camino de Santiago, acompañados de 'Correo', 'Pin' o 'Piluca', entre otros perros que residen en las instalaciones de Bando.

Todos merecen una segunda oportunidad. Esa es una de las máximas que defienden los responsables del refugio: que los animales, al final, logren superar "una miserable vida" gracias al cuidado, al amor y al respeto de sus nuevas familias.

Ián, que vive en Foz (Lugo) desde hace unos meses, es buen conocedor de esta premisa. Viene a Santiago casi todos los fines de semana, con una ilusión envidiable, a pasear a una de sus ahijadas del refugio, pero además tiene adoptados a dos perros, 'Piti' y 'Simpa'.

'Piti' cumple dos años en agosto, "es negra y blanca, un cruce de pitbull pero no sé con qué, es chica ¿eh?", explica de forma espontánea Ian a Efe, y prosigue, 'Simpa' es un cruce de raza cazadora y perro salchicha y ya tiene nueve años.

"No les gusta viajar en coche, por eso hoy se han quedado en casa", relata este niño de apenas nueve años y que desde hace más de uno acude a las instalaciones del recinto a "aportar su granito de arena" en el cuidado de estos animales.

"Los sacamos, les enseñamos a sentarse, a dar la pata y luego les doy premios. Galletitas o dulces pequeños. A veces me hacen caso", dice.

Todos los animales de este refugio tienen una vida detrás, en ocasiones difícil de olvidar.

Paz, una mujer de Santiago, tiene adoptados tres perros, apadrinado otro y un gato en acogida. "El kit completo", apunta una amiga que pasea a su lado.

'Ciruela', cariñosa, entrañable y buena, pasó un período de acogida en su casa, pero el afecto, el apego y la devoción pudieron más "y la adopté", señala Paz. Ahora, después de tres años en casa y con diez a sus espaldas, es "una amiga" tranquila que convive como un más de la familia.

Junto a 'Ciruela' están 'Popita' y 'Anuca', ésta última una perra con una historia especial. Tras una vida anterior por ahora desconocida, llegó al refugio preñada y enferma, tiene cataratas precoces con solo un año y medio, hecho por el cuál hasta que se opere irá perdiendo la visión paulatinamente, afirma su dueña.

Corriendo con alegría y entusiasmo va 'Piluka', un zorrillo color chocolate, como un pequeño juguete de pelo sedoso, que tiene año y medio y desde cachorrita vive en el refugio.

Junto a ella camina 'Landrana', una perra de diez años muy cariñosa, chiquitita y negra que tiene el "espíritu revitalizado" gracias al cariño y al amor proporcionado.

Sara y Estela, dos primas hermanadas por algo más que por un lazo de sangre, comparten una pasión desmedida en común, el amor por los animales.

Por ello, desde hace cinco años son voluntarias en el centro y tienen adoptados a tres perros, además de uno apadrinado. 'Lana', 'Chana' y 'Clinton', también llamado 'Puchy', que tienen entre seis y siete años.

El perro apadrinado de estas dos mujeres tiene nombre propio 'Correo', y no es por una simple cuestión del azar.

Un buen día, relatan sus madrinas, apareció en el refugio con el cuello degollado y con una correa colgando, muestra de la huida despavorida que debió vivir y de ahí el nombre.

Tenía una herida muy profunda, infectada, "estaba fatal", recuerda Sara, pero ahora tiene una nueva vida en la que está aprendiendo infinidad de cosas.

Este 'Labrador de base Hunt', la raza con la que denominaron a 'Correo' por ser pequeño y fuerte con cara de labrador, no guarda rencor por la experiencia vivida, y muestra de ello es que se ha convertido "en el alumno más aplicado", obediente, y uno de los estudiantes más avanzados en el programa educación canina Bando-Guau.

'Xinca', 'Sarora' y el perruco 'Correo', gracias a sus madrinas y al entrenador canino Ángel Moyá, responsable del método Guau, trabajan día a día para demostrar que los estereotipos no son ciertos, y que los canes de perrera "no son problemáticos".

Paloma Aguirre, la responsable del refugio de Bando, explica a Efe que el objetivo de actividades como esta de 'Minicamiño', que ya va por la quinta edición, es acercar los animales a la gente, para demostrarles que no son agresivos, ni enfermos, ni mayores, y que no tiene problemas de sociabilidad.

"Un perro adulto se puede educar perfectamente, siempre que se tenga paciencia y dedicación", señaló.

Con sosiego y afán todo se puede alcanzar, y buena muestra de ello es 'Pin', el animal que lleva más tiempo en el refugio, desde 2006, cuando lo abandonaron junto a su compañera, que no consiguió sobrevivir.

Pero hoy es un día especial para él. Después de esta jornada lúdica y festiva, casi de celebración, se irá a vivir a una casa de acogida con una chica estudiante a la que le conmovió su historia.

Acercar las vidas de estos "dieciséis peregrinos" por un día permite desvelar esas historias escondidas, sacar el lado más humano del "mejor amigo del hombre", a veces olvidado. 

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