El conocido zapato veraniego, tan cómodo y versátil durante estos meses, suele romperse en las situaciones más inesperadas y problemáticas
Chanclas de dedo, Havaianas, chancletas, sandalias, zapatillas, chinelas.
La chancla es un tipo de calzado ligero que se puede usar tanto en interior como en exterior, normalmente se usa para ir a la playa o la piscina. Son ligeras y confortables, permiten al pie transpirar en los días de calor. Pero tienen un hándicap y es que -casi siempre- se terminan rompiendo por el mismo sitio. Generalmente, este tipo de calzado se fastidia por la tira de plástico que queda junto al dedo. De repente, se rompe. Y no hay más. ¿O sí?
En la red nunca faltará ingenio y así lo demuestran varios "youtubers" que han querido compartir con los demás usuarios de internet sus claves ante la chancla rota. Atención.
La primera opción propuesta es muy sencilla y adsequible: quemar la parte que se ha quedado suelta con el mechero. El calor derrite el plástico, que aumenta de tamaño, lo que sirve a modo de sello.
Si estás en casa, o te pilla cerca, siempre puedes usar un imperdible. El procedimiento es muy simple: se clava en la tira rota y se cierra. Al ser de un tamaño superior a la abertura, cumple perfectamente su finción.
Otra posibilidad, esta vez un poco más sofisticada, incluye una brida y tijeras. Una vez se haya roto la chancla, se corta la tira y se sustituye por una brida atada a la parte superior y con un nudo por debajo. Y por último, la opción más "eco" y "sostenible" pasa por utilizar otro material como la tela de alguna camiseta vieja que ya no tenga más vida útil. Para ello, primero es necesario quitar las tiras de plástico y dejar la base de la chancla vacía. A continuación, y con bastante maña, se rearma, pero esta vez con el material reciclado. Para terminar, se hacen varios nudos que imposibilitan que se vuelva a soltar.
Cuatro opciones muy valiosas estos días, cuando los pies descansan sobre estas cómodas zapatillas veraniegas la mayor parte de los días.
