Ginebra abre su vitrina para la
 creación en el salón de inventos

photo_camera El español David Llamas Gómez sostiene una matrícula con sus caracteres iluminados con leds. (EFE)

Una decena de españoles, dos más que el pasado año, muestran sus proyectos en el certamen. 

Las innovaciones destinadas a optimizar el transporte, ahorrar energía y las de aplicación médica sobresalen sobre el resto en el 42 Salón Internacional de los Inventos, que se celebra hasta el domingo en Ginebra y que se ha convertido con los años en una vitrina inigualable de la creatividad, unida a la llegada de proyectos de jóvene emprendedores de todo el mundo.

En este espacio, que se espera que en cinco días reciba a unos 60.000 visitantes -cerca de la mitad interesados en invertir en algún invento con buen potencial comercial-, se exhiben una decena de inventos españoles, dos más que el año pasado, pero muchos menos que la treintena de 2007, antes de que la crisis económica pusiera freno a la creatividad.

Entre ellos destacan las placas de automóvil luminosas conectadas al sistema eléctrico del vehículo, desarrolladas por el emprendedor gaditano David Llamas, un empresario agrícola apasionado por los coches. Esta propuesta también puede servir para iluminar señales de tráfico, así como distintivos de cargas peligrosas, de ambulancias o transportes escolares.

El fontanero español Juan Martínez es otro de los que buscan en el salón dar salida a alguna de sus creaciones y ha llevado al certamen de inventos un sistema que recupera fácilmente el calor de las calderas y reduce, al mismo tiempo, las emisiones de dióxido de carbono. También ha desembarcado en Ginebra Honorio Camacho, con un dispositivo luminoso de emergencia, económico, inofensivo y muy fácil de instalar para casos en que un vehículo tiene que detenerse por razones de fuerza mayor en el carril de emergencia, y pueda ser visto sin dificultades.


Captación de medios

La gran mayoría busca presentar sus proyectos para llamar la atención de alguien que se interese por financiar su desarrollo o producción comercial o por comprar la patente con el que deben contar, obligatoriamente, todos los objetos y sistemas que se presentan aquí.

Los únicos representantes de Latinoamérica son dos inventos peruanos, un reactor que al superar los 5.000 grados de temperatura hace posible desintegrar los desechos sólidos orgánicos y evitar su diseminación en el medio ambiente, desarrollado por Fernando Valencia Amador, y un equipo electrónico que aumenta la fiabilidad del diagnóstico de enfermedades como la tuberculosis, la gonorrea y la faringitis, presentado por la Universidad Católica de Perú.

Los miembros del jurado visitan a cada expositor y eligen los mejores inventos, para lo cual un factor clave es que el producto nunca haya sido presentado antes y que tenga un alto grado de innovación.

Este año se confirma la ascendencia de China y de Asia, en general, en este competitivo mundo, con más de la mitad de los 1.000 inventos que se exponen. La gran mayoría de ellos no recibirá un premio como tal, pero muchos sí que merecerán una medalla, que de vuelta a casa puede abrir al inventor muchas puertas.

Es lo que ocurrió el año pasado con un participante francés que presentó un sistema para secar cascos (de bicicleta, moto, entre otros) y, tras recibir una medalla de oro en este salón, recibió un crédito oficial de 70.000 euros, que no sólo salvó su negocio, sino que le permitió relanzarlo con éxito.

Muchos de los expositores presentes en el certamen esperan que esa feliz historia se repita gracias a su presencia en Ginebra, que para los que vienen por sus propios medios supone una onerosa inversión, unos 3.000 euros por el alquiler del espacio, más el coste del viaje y de la estadía.

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