Los últimos lapsus de Dolores de Cospedal y Pedro Sánchez son solo una gota en el profundo océano de equivocaciones y errores protagonizados por dirigentes españoles en los últimos años
En poco más de una semana, Pedro Sánchez ha tenido tiempo para vot
ar a favor de la reforma de la ley del aborto del PP, mandar al sevillano Antonio Machado a nacer a Soria y pronunciar con salero miembros y miembras en la sesión de control al Gobierno, en una especie de torcido homenaje a la expresión acuñada en su día por Bibiana Aído.
En justa constraprestación, Cospedal decidió solidarizarse con el secretario general del PSOE "saqueando" España, en un lapsus que, después, descubriríamos que ya no era la primera vez que le sucedía...
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Manda huevos, que diría Trillo.
Un Trillo que, como Ministro de Defensa, dejó un momento histórico, insertado en la memoria de todos. Ídolo pop.
Precisamente, tras Trillo, Rudí y Manuel Marín, el siguiente político en presidir el Congreso de los Diputados fue José Bono, un tío sincero.
Otro que se apuntó a las confesiones a micro abierto estilo Hablar por Hablar fue Aznar, que resumió gráficamente un discurso pronunciado en Barcelona en 2002 cuando era el presidente de turno de la Unión Europea.
Zapatero también tropezó con la maldición de dejar escuchar cosas que hubiese sido mejor que no saliesen de su intimidad. La economía, en dos tardes, que decía Jordi Sevilla.
Rajoy todavía no era presidente del Gobierno cuando, en 2008, le confesó a Javier Arenas lo que pensaba del desfile militar del 12 de octubre. Un plan "apasionante".
Planes y proyectos de futuro en los que quizás Zapatero estaba pensando mientras daba una rueda de prensa con su homólogo ruso Dimitri Medvedev.
Desfiles militares, f***** o ir a las fallas, una fiesta que este año contó en su apertura con la intervención estelar de Rita Barberá que, demostrando que es una alcaldesa que habla el idioma de la calle, decidió inaugurar la Crida usando el dothraki de la serie de moda Juego de Tronos. ¿Por qué era eso, no?
Otra que se apuntó a la moda de los idiomas inventados fue Ana Botella, que inflamó el corazón olímpico de todos los españoles de bien con un discurso que quedará para la Historia, en mayúsculas.
Mientras tanto, el marido de Botella ya había demostrado en su día que estaba a la altura de la alcaldesa de Madrid en lo de expresar alegatos inolvidables. Solo podemos imaginar cómo deben de ser los brindis de Nochevieja en el hogar Aznar-Botella.
Tampoco debe de ser una mala opción para dar el pregón de las Fiestas de Ourense Pedro Castro, no.
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