ENTREVISTA

"En Valdeorras no hay ningún museo y dice muy poco a nuestro favor"

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photo_camera Aurelio Blanco Trincado, presidente del Instituto de Estudios Valdeorreses.

El 2 de septiembre, Aurelio Blanco Trincado, recibirá el homenaje de sus convecinos, quienes lo justifican en "sus méritos en favor de la sociedad"

Actualmente, presidente del Instituto de Estudios Valdeorreses (IEV), pero a lo largo de su vida ocupó un sinfín de cargos, dejando su impronta en numerosos colectivos: Cáritas, Cruz Roja, Amigos del Museo, "A Raia, Amigos de Portugal", asociación vecinal Porto da Barca, Hermandad de Donantes de Sangre y muchos más. Incluso ejerció de concejal, un periodo del que no guarda un recuerdo demasiado grato.

¿Cómo recibió el homenaje de sus vecinos?

Me sorprendió muchísimo. Lo tuvieron muy callado. Agradezco que, después de tantos años de actividad, se hayan acordado de toda una vida dedicada a la sociedad y especialmente volcada con las personas más sensibles, más vulnerables. Es la única verdad que puedo decir de mí.

¿Qué se siente al ver su foto en los carteles anunciadores del homenaje?

Los vi por Internet y me salen un poco los colores. Está hecho todo con la mejor voluntad y lo agradezco muchísimo. Por otra parte, cuando estos vecinos y amigos se decidieron a hacerme este homenaje, me parecen bien todos los medios que puedan usar para publicitarlo, aunque también hay bromistas que dicen que los carteles son de “Se Busca”.

¿Qué cargo le marcó más?

El logro que más me marcó fue haber contribuido a crear  Asfaval (Asociación de Familiares de Personas con Discapacidad Psíquica de Valdeorras). Fue una obra que impulsó Cruz Roja antes de que se llamase así. Años antes de nacer Asfaval creamos unos talleres con una doble finalidad: que las personas discapacitadas psíquicas pudieran integrarse a la sociedad, relacionarse con ella. Por el otro lado, prepararles para su futura vida laboral. Que al fallecer sus padres o tutores pudiesen ganarse la vida con un trabajo. Creo, después de  creada Asfaval, se están cumpliendo los objetivos. Eso sí, con muchas dificultades y escasos recursos. La ambición legítima de Asfaval es crear una asociación fuerte, que incluya residencia, centro de día y comedores. Pienso que incluso necesitaría algo más ayuda de las instituciones.

También presidió Cruz Roja. ¿Que recuerda de esa etapa?

En Cruz Roja estoy desde hace aproximadamente 60 años. Antes de integrarme como voluntario, cuando estaba en Madrid, ya colaboraba. Incluso fuimos cofundadores de un banco de sangre. También estoy muy orgulloso de aquella etapa. Fuimos muy innovadores. Tuvimos algunas de las primeras ambulancias medicalizadas de Galicia y el primer excarcelador, los primeros colchones para subir y bajar enfermos de sus pisos. Creamos un banco de sangre, una hermandad de donantes de sangre. Antes, había que ir a donar a Ourense. Contamos con voluntarios que, cuando llamaban pidiendo sangre, siempre estaban dispuestos a coger el coche e ir recogiendo a los donantes por los pueblos para llevarlos. En la ONG cubrían el servicio militar sustitutorio muchas personas. A mí me tocó ser vicepresidente unos 10 años y presidente otros ocho. Teníamos a orgullo llegar al punto del accidente o al lugar donde estaba el enfermo en menos de 20 minutos y lo conseguimos prácticamente siempre. Además, ejecutamos un programa, que llamamos movimientos posturales, que consistía en levantar y acostar enfermos encamados. Los usuarios estaban muy agradecidos.

¿Somos solidarios los valdeorreses?

Sí somos solidarios. Pero no lo suficiente. Nunca seremos bastante, pues podemos dar más. En Cruz Roja destinábamos una parte del presupuesto a obras en otros países muy pobres. Organizábamos cenas de gala para recaudar fondos, por ejemplo, cuando comprábamos una ambulancia y no podíamos pagarla. Reunimos a más de 500 personas en una de estas cenas. Está muy latente la solidaridad, aunque, a veces, si no vemos delante a quien nos necesita, pasamos de largo.

¿Las instituciones apoyan todo lo que deberían?

Todo va en función de los recursos. La crisis afectó a todo, incluso a las subvenciones. Aun así, se desarrollan mucha actividad. En esta etapa, editamos cuatro libros, organizamos tres semanas de historia, con temas inéditos, como la Transición. Reunimos a dos vicepresidentes de Gobierno : Martín Villa y Arias Salgado, con catedráticos, escritores de prestigio.  Además, se impartieron 19 conferencias, fuera de las semanas de historia citadas, y se presentaron 13 libros, entre otras iniciativas.

¿Sigue en pie la reclamación de un museo?

En el pregón de la Festa das Covas de Vilamartín comprometí una donación para un museo del vino. Llevo más de 30 años pidiéndolo a todos los concellos. En Valdeorras no hay ningún museo y dice muy poco a nuestro favor. La asociación Amigos del Museo estuvo federada en la Federación Nacional de Amigos de los Museos. y la representé en congresos. Cuando me tocó intervenir, les decía que somos la única asociación que no tiene ningún museo. Dice poco sobre la cultura de un pueblo. Es necesario, es la forma de transmitir a otras generaciones. Desaparecieron cantidad de piezas, pero aún estamos a tiempo de recuperar muchas. Si un día se crea un archivo documental de Valdeorras serio, no tengo ningún problema en donar los fondos documentales que tengo.

¿Qué supone O Barco para Aurelio Blanco?

Después de mi familia y amigos, podía decir que lo es todo, que es buena parte de mi ser. No es algo que tenga yo en exclusiva. Amigos míos, cuando vienen a O Barco me dicen que hablaron con el río Sil o con el negrillo del Malecón.

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