CELEBRACIÓN

El botelo despierta pasiones

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photo_camera La venta de entradas para la Festa do Botelo es de los pocos eventos que forman colas como esta.

Cuatro horas antes de que la taquilla del Teatro Lauro Olmo abriese comenzó a formarse la cola para las 1.150 entradas de la próxima "Fiesta do Botelo". Duraron 60 minutos, quedando casi la mitad de las personas sin boletos.

El espectáculo de la Festa do Botelo, que este año su 17ª edición, comienza días antes, horas antes de que comience la venta de las entradas. Esta afirmación fue corroborada ayer por la larga cola que comenzó a formarse cuatro horas antes de que, a las 17,00 horas, abriese la taquilla del Teatro Lauro Olmo para comenzar la venta. Ante la aglomeración formada; con miras a regular el tráfico y ¿por qué no? en previsión de incidentes, un cabo y un agente de la Policía Local permanecieron en el lugar hasta que se deshizo la cola.

A las 13,00 horas, comenzó a formarse la fila de personas. Tres horas después, la organización les asignó un número, en función del orden de llegada. El objetivo era evitar la polémica suscitada en 2016, cuando las 950 entradas repartidas por el Concello se agotaban en tres cuartos de hora, quedando muchos interesados sin ellas.

Buscan evitar que se repitiesen hechos como los acaecidos hace un año, la Concellaría de Cultura e Educación, que dirige Margarida Pizcueta Barreiro, aumentó el número de boletos a distribuir, alcanzando los 1.150. También limitó la formación de grupos a 20 personas, en una iniciativa cuya única finalidad es impedir que una sola persona se llevase más.

Todo fue en vano. Tan solo los poseedores de 67 de los 130 números que el Concello repartió entre quienes formaban la cola se llevaron como premio las deseadas entradas. Eso sí. Los últimos llegaron al borde del ataque de nervios. ¡Hubo agraciados que llegaron a sacarse fotos con ellas! Si a las 17,00 horas abrían las puertas del auditorio barquense, a las 18,00 horas, volvían a cerrarse. Con la desilusión en sus rostros, quienes permanecieron hasta el último momento fueron abandonando el lugar.

En la taquilla, el alcalde, Alfredo García Rodríguez, ayudó en la entrega de las entradas a una trabajadora municipal. El regidor no descartó analizar si puede aumentar la capacidad para la próxima edición. En todo caso, rechazó masificar la fiesta. "Con una comida para 2.000 personas no daríamos controlado el resultado", dijo.

El concejal del PP, Arsenio Moldes Gómez, criticó el cartel, el mismo de la edición anterior. "El autor viene a leer el pregón. Lo lógico es que el cartel sea el suyo, además cuesta menos", dijo el alcalde.

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