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La crisis demográfica amenaza el futuro del colegio de Vilariño

Vilariño de Conso. colegio
photo_camera Exterior del colegio de Vilariño de Conso.

El centro educativo bordea el abismo tras experimentar un fuerte descenso en las matrículas

La falta de alumnos amenaza con dejar sin colegio al concello de Vilariño de Conso. Esta situación fue confirmada por su alcaldesa, Melisa Macía Domínguez, después de que el número de escolares del colegio San Martiño descendiese de los 15 del curso anterior a los 6 del actual –el límite marcado por Educación para mantener el centro abierto son 5–..

Varios de los alumnos que se fueron lo hicieron por obligación, al pasar de 6º a 1º de ESO. Pero otros fueron llevados por sus padres, que prefirieron matricularlos en el colegio de Viana do Bolo, una fuga de estudiantes del centro educativo que contrasta con la respuesta que recibe la escuela infantil municipal, donde educan a 15 niños.

La alcaldesa, Melisa Macía, lamentó la seria amenaza de cierre que atenaza al colegio. Explicó que, si este año se salvó, fue gracias a la llegada de una familia andaluza. Sin embargo, este hecho podría ser simplemente una prolongación de la agonía.


Rechazo a inmigrantes


La regidora se quejó del recibimiento que un sector vecinal ofreció a la familia siria que, con cinco hijos, debería establecerse en Vilariño de Conso, fruto de un convenio con Cruz Roja. Los inmigrantes fueron rechazados, por lo que acabaron en otro destino.

El cierre de la escuela refleja el proceso de despoblamiento que atenaza a este Concello, que solo registró un nacimiento durante 2017, según el IGE. La comunidad educativa es consciente de que la desaparición del colegio será seguida de otros servicios, iniciando una dinámica negativa que amenaza a la población. La alcaldesa lamentó esta situación, pero expone que el Concello no puede interferir en la educación de los hijos.


Colegios en la cuerda floja


Además del colegio de Vilariño de Conso, otros cinco colegios de la provincia se encuentran en estos momentos en la cuerda floja debido a la dramática crisis demográfica que padece Ourense. Son los centros de Taboadela, Sarreaus, Punxín, Beariz y Baltar. Todos tienen menos de 20 alumnos matriculados.  El peor escenario lo viven en Taboadela, con nueve alumnos matriculados. Le sigue Sarreaus, que pasó de 12 a 15 matriculados este año. 

Sobre estos seis centros se cierne la sombra de lo sucedido este mismo verano en el concello de Paderne de Allariz. La falta de niños empujó al cierre de su escuela infantil, al solo tener para este curso tres niños matriculados. 

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