VALDEORRAS

La crisis de vocaciones deja a la comarca sin ordenaciones

En la diócesis de Astorga, a la que pertenece Valdeorras, únicamente inició su labor este año un cura

La diócesis de Astorga, a la que pertenece el oriente ourensano, no escapa a la grave falta de sacerdotes que sufre la Iglesia española. A lo largo de 2018, solo pudo presenciar la ordenación de  un cura, Daniel Pérez Quintela. En 2017 fueron dos, uno de ellos Luis Fernández Olivares, que oficia en varias parroquias de Viana. Estos datos muestran el importante reto al que se enfrenta el obispo Juan Antonio Menéndez Fernández, máxime, cuando las perspectivas de futuro distan mucho de ser halagüeñas. En este curso, el seminario de Astorga solo forma para el sacerdocio a cuatro seminaristas: un diácono y tres estudiantes.

A los nuevos sacerdotes hay que añadir un tercero, que llegó de Venezuela en 2017, y que se ocupa de las parroquias del entorno de las Médulas, en León. También llegó un grupo de Chile para establecerse en la leonesa Villoria de Órbigo. Sin embargo, estos últimos no ayudarán mucho a resolver la escasez de vocaciones, pues optaron por la vida monástica.

Los datos hablan por sí solos para describir la realidad de la diócesis astorgana. El vicario del sector de Evangelización, Carlos Fernández, atribuye a "una sociedad demasiado secularizada" una escasez de vocaciones que se da "en toda la Iglesia de España".

Dos comisiones, la de Pastoral y la de Presbíteros, se marcaron el reto de buscar soluciones al quebradero de cabeza causado por dos factores principales: la falta de sacerdotes y el declive poblacional. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística, los concellos gallegos de la diócesis perdieron 5.861 habitantes entre los años 2000 y 2017, o lo que es lo mismo, la población se redujo un 15 % y pasó de 39.067 a 33.206 habitantes. De los 14 concellos que suman los 9 de la comarca de Valdeorras con Trives, Chandrexa, Manzaneda, Viana y Vilariño de Conso, únicamente el de O Barco de Valdeorras aumentó su población (pasó de 12.767 a 13.581 habitantes).

Adaptar a la realidad actual la diócesis es la finalidad que persigue la reorganización de las comunidades que están analizando. "Se propusieron criterios y en este curso serán debatidos. Se trata de priorizar que las comunidades puedan llevar una vida cristiana más estable", comentó el vicario Carlos Fernández.


Pérez: "Estoy enamorado del sacerdocio"


El vicario parroquial de O Barco de Valdeorras, Daniel Pérez Quintela (Burdeos-Francia, 1982), es el único sacerdote ordenado en 2018. Comparte la vicaría con la capellanía del Hospital Comarcal Valdeorras y la atención de las parroquias de Rubiá.

Daniel Pérez es ingeniero técnico agrícola, título que obtuvo en Lugo. Al finalizar, decidió cambiar los cuidados del campo por los del alma, tras vivir dos años en el santuario bolés de As Ermidas. "En 2011 acordé entrar en el seminario de Astorga", dijo. Completó sus estudios en Santiago (4 años) y León (2), al entender el obispado que su formación mejoraría en grupos formados por un número mayor de seminaristas. El 27 de mayo fue ordenado en la catedral de Astorga, oficiando su primera misa pocos días después, en el templo de O Bolo.

Daniel Pérez explicó que el abandono de una ingeniería técnica por el sacerdocio fue "un cambio notable, pero para bien. Al principio sentía miedo por tener que hablar en público, pero ahora soy más feliz que siendo ingeniero".

El vicario barquense explicó que la labor de cura "es una vocación a estar cerca de Dios y de la gente. Es bonito. Estoy enamorado del sacerdocio". Además, atribuyó la escasez de vocaciones a que la "fe perdió arraigo en las familias y la población fue a menos".

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