TORMENTA

Los daños de la tormenta son visibles en los cauces

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photo_camera Arrastres de madera taponan un puente del arroyo Mariñán.

En Vilamartín, la carretera que une Penouta y Arnado permanece cortada

Una semana después de la tormenta que provocó el caos en O Barco y Vilamartín, sus consecuencias aún son palpables en algunas zonas de los concellos, con la consiguiente preocupación de los vecinos. No son los únicos molestos por la tormenta de lluvia y granizo, viticultores y bodegueros sufrieron sus consecuencias más directamente, registrando importantes daños los viñedos. Al malestar de los afectados hay que añadir el reconocimiento de los servicios de Emerxencias a la labor desarrollada por dos agentes de la Guardia Civil ese día. Fernando y Antonio fueron quienes rescataron al conductor del turismo hundido en el paso inferior de Veigamuiños.

Tras evacuar del vehículo a su ocupante, y empapados de la cabeza a los pies, continuaron atendiendo las peticiones de ayuda que se multiplicaron entre las 19,30 y las 21,30 horas del 9 de mayo. Una vez recuperada, al menos parcialmente, la normalidad en la villa, ambos se encontraron mal y acudieron al Punto de Atención Continúa, donde fueron atendidos de hipotermia. .

Los agentes ya están recuperados, pero siguen sin retomar su estado habitual varios cauces del Concello. Uno de ellos es el arroyo Mariñán, que llegó a desbordarse por momentos el día del temporal. Sucedió en el puente más próximo a su desembocadura en el Sil. Aguas arriba, en el paso de la línea de ferrocarril Palencia-A Coruña, en Veigamuiños, los arrastres siguen taponando el paso del agua. Si bien, en estos momentos, el caudal es reducido, los vecinos temen que otra tromba de agua pueda causar desperfectos en las propiedades próximas.

En otro núcleo, Viloval, los arrastres siguen en las aguas del arroyo Cigüeño. Aquí, la tormenta no causó tanto daño como en la villa barquense, y son muchos menos los materiales que pueden verse flotando. El problema es que entre ellos hay algún animal de mediano tamaño muerto, lo que supone un serio riesgo sanitario.

En Vilamartín, la carretera que comunica los núcleos de Penouta y Arnado continúa cerrada al tráfico. Un tramo de la calzada se hundió a causa del agua obligando al Concello a solicitar el permiso de la Confederación Hidrográfica do Miño-Sil para realizar los trabajos de encauzamiento y limpieza de los tubos por los que circulaba el agua que ahora discurre por el asfalto del vial. El alcalde, Enrique Álvarez Barreiro, confirmaba ayer que está a la espera de recibir la autorización para iniciar el arreglo de la infraestructura.

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