REPORTAJE

“No es misión del Ejército apagar fuegos forestales"

Coronel del Estado Mayor jubilado, Ángel Sánchez Ampudia (J.C.)
photo_camera Coronel del Estado Mayor jubilado, Ángel Sánchez Ampudia (J.C.)

Hijo de valdeorreses y coronel en la reserva del Estado Mayor, Ángel Sánchez Ampudia trabajó en organizar la Olimpiada de Barcelona, la Expo de Sevilla y la II Cumbre Iberoamericana

Llegó a la aviación influenciado por un tío alférez de aviación y animado por un curso de vuelo sin motor que hizo en Somosierra. Ángel Sánchez Ampudia, coronel del Estado Mayor de la Defensa en la reserva, nació en Madrid en 1943. Hijo de valdeorreses, aprovecha la más mínima ocasión para regresar a O Barco y Pumares (Carballeda). Cinco años después de abandonar su participación activa en el Ejército, donde asumió muy distintos cargos, realizó un reflexivo repaso a la actualidad del Ejército y de su experiencia en la organización de los fastos de 1992: Juegos Olímpicos de Barcelona, Exposición Universal de Sevilla y la madrileña II Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno.

Ángel Sánchez no eludió un tema muy de actualidad estos meses: la participación de los militares en la extinción de fuegos forestales. No se mostró muy convencido de su necesidad. "No estoy de acuerdo en que el Ejército tenga que suplir ninguna actividad civil, como la ayuda humanitaria, pues para eso están las instituciones de ayuda. Muchas veces se utiliza el Ejército porque es el recurso que los gobiernos tienen más a mano. Es utilizable para los incendios forestales, pero creo que no es misión del Ejército. Los militares no vemos que las unidades creadas para este cometido sean la imagen del Ejército. No está para apagar los fuegos", comentó.

Recordó la colaboración que existió con el desaparecido Icona (Instituto para la Conservación de la Naturaleza). Esta entidad compraba los hidroaviones y del mantenimiento y operaciones se encarga el Ejército. "Fue un sinsentido que las autonomías absorbieran las competencias. Como aviador veo que el medio aéreo es muy caro, difícil de mantener y específico. No lo puedes dividir. El transporte militar se quiere unificar en Europa. Es utilizar mal los medios y creo que es lo que están haciendo", explicó. Su opinión varía al referirse a los helicópteros, que sí deben estar repartidos: "Son para actuaciones puntuales, en el momento en que surge el incendio", dijo.

En referencia a su participación en la organización de los eventos de 1992, recordó que llegó de la mano de un ourensano, Jefe del Estado Mayor del Aire: Ramón Fernández Sequeiros. "En la Expo, cada dos días iba un jefe de Gobierno o de Estado. Nos dividimos las tareas y a mí me correspondió la logística: que las personalidades se moviesen con garantías y seguridad", explicó. De los Juegos Olímpicos de Barcelona recordó una anécdota: "Teníamos que ir ampliando la tribuna porque cada vez venía más gente". A su vez, calificó de "rompedora" la operación desarrollada en la II Cumbre Iberoamericana de Jefes Estado y de Gobierno. "Eran más de 20 y fue la primera vez que los jefes de Estado se movieron en autobuses. No había otra forma. En dos aviones los llevábamos a todos. El rey iba en uno, con unos cuantos, y el presidente del Gobierno en el otro". Hasta el presidente de Iberia le preguntó si podía subir a un aparato. "Así, no tenía que dar explicaciones si pasaba algo", explicó Ángel Sánchez. La veintena de jefes de Estado que acudieron a la II Cumbre Iberoamericana empleaban bien el tiempo, según contó: "Desayunaban en Madrid, comían en Barcelona y cenaban en Sevilla".

El principal temor del Estado Mayor de la Defensa era a un ataque terrorista que no se produjo. Pero no faltaron problemas, los que plantearon los acompañantes de los jefes de Estado. "A los de Fidel Castro les tuve que prometer que les pondría un avión para llevar su coche desde Sevilla hasta Galicia, porque quería terminar su visita en Galicia", dijo.

Estas pinceladas reflejan la difícil labor de Ángel Sánchez, que también dirigió del Colegio Mayor del Ejército y que aún presidiría el comité organizador de una cumbre de la OTAN, además de ejercer de agregado militar en la embajada de Polonia. Fruto de esta labor, este país adquirió a España su primer avión fabricado fuera de Rusia.

Ahora, recuerda cómo vivió el Estado Mayor la guerra de los Balcanes entre hoyo y hoyo del campo de golf y cuida sus abejas y cepas.

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