Valdeorras

A salvo los tres polluelos que la cigüeña no quería

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photo_camera Los polluelos fueron arrojados al tejado desde el nido ubicado a la izquierda.

Un amplio despliegue de los equipos de Emerxencias y del Concello de A Rúa permitió salvar a los tres polluelos de cigüeña que su madre arrojó sobre la cubierta de la bodega cooperativa Virxe das Viñas.

A las 23,00 horas del miércoles, el alcalde de A Rúa, Luis Fernández Gudiña, daba por cerrado el operativo iniciado pasadas las 15,00 horas para rescatar a tres polluelos de cigüeña. La alarma partió de los vecinos de la bodega cooperativa Virxe das Viñas, quienes vieron como la vida de los pobres animales corría peligro, pues podían precipitarse en cualquier momento. También comentaron que la madre de las crías fue la causante de la peligrosa situación en que se encontraban. Ella misma las arrojó, empujándolas con el pico, desde uno de los dos nidos construidos sobre la cubierta de la embotelladora, que pueden verse desde la Rúa Campo Grande.

 Inmediatamente, el Concello se puso manos a la obra para rescatar a los infelices polluelos. Le faltó tiempo para contactar con los servicios de Emerxencias, el 112 e incluso los agentes del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza) de la Guardia Civil, solicitando su intervención en el operativo. Ninguno se negó a ocuparse de las aves, aunque todos plantearon un requisito: se harían cargo de las crías, pero solo cuando estas ya estuviesen sobre tierra firme, como explicó ayer el alcalde, Luis Fernández Gudiña.

Había que subir al tejado de la bodega cooperativa, situado a una altura de aproximadamente 10 metros; pero ¿cómo? El apoyo no llegó de lejos. Un empleado municipal recurrió al vehículo elevador que emplea el Concello para determinados trabajos de altura, como la reparación de farolas. Después, todo se desarrolló rápidamente. El trabajador se encaramó a la cubierta recogiendo a las crías que, minutos después, depositó sanas y salvas sobre la explanada exterior de la embotelladora.

En aquellos momentos, el reloj ya marcaba las 21,00 horas. Habían transcurrido prácticamente seis horas desde que comenzó el rescate de las crías de cigüeña, pero la movilización aún debía seguir abierta, pues quedaba un último escollo: trasladarlos a un lugar donde pudiesen atenderlos, después de ser despreciados por su madre: el Centro de Recuperación de Fauna do Rodicio.

El personal del centro aceptó recoger las aves, pero lo avanzado de la hora y la distancia que separa A Rúa de O Rodicio: 115 kilómetros, obligaban a acelerar la entrega para cerrar el operativo de una vez. Para ahorrar tiempo, se acordó un encuentro a mitad de camino, en el Alto de Cerdeira. El alcalde, Luis Fernández, explicaba ayer que ya era casi medianoche cuando se dio por cerrado el rescate.

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