REPORTAJE

Tres vidas pendientes del teléfono, en O Bolo

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photo_camera Rosario Hervella y un vecino de Tuxe, José Manuel Blanco, muestran el equipo inoperativo.

La población de O Bolo aún se recuperaba este lunes de los daños de la tormenta del sábado, perjuicios que fueron más graves para las tres mujeres de Tuxe que desde entonces están aisladas, sin el servicio de teleasistencia.

La población de O Bolo aún se recuperaba ayer de los daños ocasionados por la fuerte tormenta del sábado. El temporal provocó cortes de luz y dejó sin teléfono ni Internet a buena parte de la población. En las últimas horas, el propio Concello urgía el restablecimiento de la conexión informática para recuperar la normalidad en el día a día municipal. El acceso a la denominada Red de Redes es muy importante, pero para tres vecinas de Tuxe lo es más disponer de teléfono. Para ellas es vital. Conectadas al servicio de teleasistencia; cuando este falla, como sucede desde el sábado, dependen de sí mismas para salir adelante. Sus vecinos las ayudan, pero no siempre llegan a saber que los necesitan.

María José Rodríguez vive lejos de Tuxe, en Madrid. Periódicamente, llama a su madre interesándose por su salud. Con 92 años a sus espaldas, precisa de dos muletas para moverse. "A miña nai ten a medalla para avisar se se cae. Non sei nada dela dende onte pola mañá", comentó ayer su hija. "Xa ve como estou. Aquí, estamos desatendidos", se quejaba, minutos después Josefa Hervella, su madre.

En una situación muy parecida está su prima, Rosario Hervella, de 89 años. No precisa muletas, pero sí el equipo de teleasistencia que la mantiene en contacto permanente con los servicios de asistencia social. "Seguimos sin que arranxen o teléfono de teleasistencia", comentó.

Junto con Josefa y Rosario hay una tercera vecina de Tuxe que carece del servicio de teleasistencia desde el sábado. Sus familiares, al igual que hizo María José Rodríguez, hija de Josefa, comenzaron a llamar a la empresa de telefonía desde que se produjo la avería. Sin embargo, todos sus esfuerzos fueron inútiles.

El alcalde, Manuel Corzo Macías, confirmó los graves problemas que ocasionó el temporal del fin de semana y que aún intentaba ayer recuperar Internet. Ya refiriéndose al problema de estas tres vecinas, aseguró que el Concello exigirá una solución.

Esta situación se da en un núcleo del rural bolés que, según los datos del Instituto Nacional de Estadística, en 2017 tenía 22 habitantes, 12 menos que los 34 del año 2000. Son pocos y muy mayores. Muchos jóvenes emigraron y apenas regresan los veranos, para pasar unos días con la familia.

Según los datos del Instituto Galego de Estadística, más de la mitad de los 938 habitantes de O Bolo supera los 65 años, y Tuxe solo es un pueblo más. Los habitantes del Concello se reparten en 43 personas con 15 años, o menos; 425 de 16 a 64; y 470 con los 65 ya cumplidos. Estas cifras se traducen en un índice de envejecimiento del 725,98 (por cada 100 menores de 20 años hay 726 que tienen más de 65). El dato asusta al compararlo con el de la provincia (234) y más si se mide con el gallego (154,8).

Todos estos factores no hacen más que resaltar la importancia de que servicios básicos como teleasistencia funcionen para atender a una población para la que se volvieron vitales, como sucede con las tres vecinas de la aldea de Tuxe.

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