El Concello pretende atajar la fuga de población a otras localidades
La población de Vilariño de Conso desciende a pasos agigantados. Entre los años 2000 y 2016 pasó de 854 a 586 habitantes, según los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística. Este descenso supone una reducción superior al 31%, un descenso que el nuevo equipo de gobierno pretende frenar, comenzando por retener a la juventud.
"Tratamos de asentar á xente nova", explicó la alcaldesa, Melisa Macía Domínguez. El equipo de gobierno trabaja en varios campos, siendo su primera medida la oferta de alquileres a precios reducidos de dos apartamentos que, en su día, pertenecieron a la empresa Iberdrola. Los contratos tendrán una duración de un año, prorrogable si lo plantea el arrendatario, y el precio son 110 euros mensuales. "Queremos que non teñan que ir a buscar vivenda a outros concellos", añadió la alcaldesa. Aclaró que en el Vilariño de Conso apenas hay viviendas habitables para ofrecer en alquiler.
Los apartamentos serán ofrecidos mediante un concurso público, en el que parten con ventaja los menores de 30 años, que recibirán la máxima puntuación. También serán más valoradas aquellas familias que tengan hijos que no hayan superado los 8 años.
Para aspirar a estos apartamentos, los solicitantes deberán llevar empadronados un mínimo de tres años en el Concello de Vilariño, no disponer de viviendas en propiedad y garantizar la percepción de ingresos periódicos por cualquier actividad. Estos requisitos aparecen recogidos en unas bases que corroboran según la alcaldesa el objetivo del arrendamiento: "Que sigan vivindo no Concello sen verse obrigados a abandonalo por falta de vivenda".
El nuevo equipo de gobierno de Vilariño, además de tomar medidas para evitar la pérdida de habitantes, trabaja en la elaboración de otro paquete de actuaciones, estas encaminadas a atraer pobladores. Aún están sin determinar definitivamente y entre ellas puede haber ayudas para los autónomos.
En todo caso, la alcaldesa fijó como punto de partida poner freno a la pérdida de jóvenes. Las cifras del Instituto Galego de Estadística parecen avalar su orden de prioridades: de los 586 habitantes, solo 40 tienen 15 años o menos, siendo la edad media 54,16 años. Además, durante 2016 no hubo ningún nacimiento.
